Hola, mi estimado amigo, debo decirle que
su pegunta es muy interesante. En la Biblia nos encontramos algunos misterios
en algunos de sus pasajes. Antes de pasar a escudriñar su pregunta sobre quienes
eran los novios de este pasaje bíblico. Se hace necesario analizar algunos
detalles muy interesantes sobre las bodas de Cana que es uno de los pasajes mas
interesantes que contienen las Sagradas Escrituras.
Comencemos recordando que, en Israel, las bodas duraban siete días.
El vino era un elemento fundamental en la fiesta, era la bebida más usada y era
también un símbolo de amor. Se tomaba, sobre todo, vino tinto.
En las bodas se comía, se bebía, se bailaba y se convivía durante
toda una semana. Había que preparar bastante comida y suficiente vino para no
defraudar a los invitados que esperaban los días de boda como los más señalados
del año.
Algo muy curioso es que solamente el evangelio de Juan narra las bodas de Caná. La
estructura propia de su evangelio y su estilo, hacen del relato una síntesis
teológica y simbólica del mensaje de Jesús.
Los escritos de los profetas habían pintado el día de la llegada
del Mesías como un día de boda. En el festín mesiánico correría el vino en
abundancia (Isaías 25,6). En Caná, el agua se transforma en vino.
Recordemos que el agua simboliza las purificaciones que ordenaban
las leyes judías y que hacían de la religión un estricto cumplimiento de normas
externas. El vino es símbolo de fiesta, de libertad interior.
La presencia de María pidiéndole a Jesús que haga “algo” en las
bodas de Caná ha dado pie para reforzar la idea de algunos cristianos,
especialmente católicos, de que es necesaria la mediación o intercesión de
María para obtener favores de Dios.
María se los pediría a Jesús y Jesús a Dios. La tradición
cristiana, sin embargo, insiste con vigor en que el único mediador entre Dios y
los hombres es Jesús. La presencia de María en las bodas de Caná y su
intervención ante Jesús es un elemento simbólico en el relato.
María representa al pueblo fiel de Israel, que reconoce que “ya no
hay vino” en las vasijas de piedra, símbolo de la ley mosaica escrita en tablas
de piedra. Con esta imagen, el evangelio de Juan quiso decir que la Ley antigua
ha perdido su valor, que está vacía de sentido, y que Jesús la supera.
Para referirse a los milagros de Jesús, el evangelista Juan emplea
siempre la palabra griega “semeion” (signo). Usando esta palabra, evita
equiparar el hecho del que da cuenta a un prodigio espectacular, y lo presenta
como un signo de que Dios libera a los seres humanos. Los libera de la
enfermedad, del miedo, de la tristeza, de la muerte. En cada uno de los relatos
de los signos que Jesús hizo en su vida existiría, más que la narración de un
hecho extraordinario, una señal de liberación.
Se hace necesario ubicar el poblado de Caná de Galilea quedaba a unos
trece kilómetros de Nazaret en el camino que Jesús hacía para ir al lago de
Galilea y a Capernaum. Seguía por los Cuernos de Hattin y descendía a orillas
de dicho lago y a dicho poblado.
La boda de Caná de Galilea es el
primer signo realizado por Jesús y tiene lugar al final de la primera semana de
su ministerio, en el que fue invitado a esa boda que ya preparaba tres días
antes del enlace matrimonial (compárese Juan 1:43 con Juan 2:1), y a la cual también asistían la
madre de Jesús (María) y sus discípulos (Juan 2:1-2).
Que María y Jesús eran familiares del que se casaba, se puede deducir
porque madre e hijo eran invitados a la boda. Como es lógico pensar, María,
Jesús y sus discípulos estaban entre los invitados a su celebración por motivos
de parentesco y amistad.
¿Cómo entender, que esa falta de vino escapa al propio mayordomo que
está al tanto de todo y, sin embargo, es advertida por una invitada
(María)? El malestar de la situación no se le pasó de largo a la atención
de María, que puso al corriente de ello a su Hijo (Juan 2:3), con el resultado
de que Jesús escuchó la petición de la madre.
Ahora nos podemos
preguntar ¿Qué discípulos participaron del acontecimiento? Andrés, Pedro y Juan, Felipe y
Natanael. La convivencia entre Cristo y los hermanos Zebedeo (Santiago y
Juan) se vislumbra en la boda de Caná de Galilea, de la que Juan relata en su
evangelio (Jn 2:1-12)
que asistieron Jesús y María con familiares y discípulos, lo que delata que
Juan y su familia (junto a su hermano Santiago) asistieron y presenciaron el
especial acontecimiento que Juan será el único evangelista en relatar. Sin
embargo también estaba Mateo, que era de Capernaum, y posiblemente Tomás,
ciudad a la que asistieron después de la boda. Algo que nos llama la atención
es que no se cita a San José, cosa que no se puede
atribuir a un olvido de San Juan: este silencio y otros
muchos en el evangelio hace suponer que el Santo Patriarca había muerto ya.
Cabe destacar mi estimado amigo que
en un momento dado faltó vino, por lo que María dijo a los sirvientes que
hicieran lo que Jesús dijera. Éste dispuso que se llenaran de agua seis tinajas
de piedra destinadas a purificaciones, pero al revisar el contenido, el agua se
había transformado en un vino de gran calidad.
Si por lo tanto era una boda familiar, a la que asistían
madre e hijo (María y Jesús) Si analizamos la forma en que María se dirige
a los sirvientes podríamos especular que ella y Jesús eran de la casa.
Es necesario que nos
preguntemos ¿quién vivía
en Caná de Galilea? El libro VI de la Colección del Pseudo Abdías lleva, en
efecto, como título Historia de los bienaventurados Santiago, Simón y Judas,
hermanos. Luego, inicia el texto ofreciendo estos datos: “Simón, de sobrenombre
(cognomine) cananeo, Judas llamado también Tadeo y Santiago, a quien llaman
«hermano del Señor», fueron hermanos, oriundos de Caná de Galilea.
Es importante señalar que el término “cananeo” aplicado a
Simón fue interpretado por autores antiguos, incluido Jerónimo, como natural de
Caná de Galilea. Algunas tradiciones, basadas en su condición de natural de
Caná, lo consideraban incluso como el esposo de la famosa boda a las que
asistieron María, la madre de Jesús, y el mismo Jesús con sus discípulos. Pero
llama la atención el hecho de que los textos de Lucas (Lc 6:15 y Hch 1:13) usen en su lugar la
denominación de celoso.
Tal vez esta sea la respuesta: La tradición de la Iglesia
Ortodoxa Oriental sostiene que fue a la boda de Simón a la que Cristo y sus
discípulos asistieron en Caná de Galilea, en el que Cristo convirtió el agua de
seis tinajas de piedra en vino. Es llamado celoso porque, al ver este milagro,
Simón salió de su casa, dejó por un tiempo a su esposa y siguió a Cristo.
Juan nos informa que Natanael uno de los apóstoles
escogidos por Jesús (Jn 1:43-51), era precisamente natural de Caná (Juan 21:2).
En efecto, una tradición cristiana del s. XII (referida, por ej., por Juan de
Würzburgo en 1165) dice que Séforis era la patria de Ana de la que —como
atestigua el Protoevangelio de Santiago (s. II)— nació la Virgen. Y Séforis se
encontraba cerca de Caná.
Ahora si nos vamos al origen de
la pregunta planteada podemos concluir manifestando que según la tradición, el
novio en las bodas de Caná era Simón el Zelote, y la novia era una de las
hermanastras de Jesús, posiblemente Marta o Ester. Sin embargo, los textos
sagrados no mencionan los nombres de los novios. Lo cual es curioso porque
el autor del evangelio estaba presenta.
Por otra parte,
existe otra tradición judía que ubica a Natanael como el novio en esta boda. Y
existe una tercera tradición popular hebrea que expresa que los novios eran
Juan el Evangelista y María Magdalena y que por esa razón el no menciona a los contrayentes.