sábado, 23 de noviembre de 2019

LA PRESENTE EDICIÓN ESTARÁ VIGENTE HASTA EL 15 DE DICIEMBRE 2019



En esta nuestra 33 edición vamos a dar respuesta a varias  preguntas que nos fueron planteadas por nuestros amigos y amigas lectores. Y que nuestro biblista y teólogo cibernético va a tratar de responder gracias a su contante espíritu de investigación.
Es muy importante tener claro que lo más importante cuando leemos la Biblia es estar seguros de que hemos comprendido todo el significado de las palabras y sobre todos de algunos conceptos relacionados con la época en que se realizaron los hechos. También nos surgen interrogantes sobre temas no bíblicos. Así es que comenzamos con nuestro encuentro de esta semana. Las preguntas planteadas para esta semana y sus respectivas respuestas son las siguientes:
1. ¿Me podría explicar Que es el Adviento?
2. ¿Qué se entiende por calendario litúrgico?
3. ¿Cuales son los tiempos del calendario litúrgico? 
4. ¿En qué consiste la Corona de Adviento?
5. ¿Me podría contar la historia del Belén o Pesebre?
6. ¿Qué es realmente el significado de Árbol de Navidad?
7. Y sobre la historia del árbol de Navidad, ¿Q me puede contar?
8, ¿Realmente qué es la Navidad?
9. ¿A qué se le llama Nochebuena?
10. ¿Cuales serian los símbolos de la Navidad?
11. ¿Quien es Papá Noel?
12. ¿Algo mas sobre el Pesebre
13. ¿Que me puede contar  sobre la Navidad en la Biblia?
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1. ¿Me podría explicar Que es el Adviento?
El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico, empieza el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Son los cuatro domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la Navidad y la Epifanía.
El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en la liturgia de la Iglesia durante este tiempo es el morado. Con el Adviento comienza un nuevo año litúrgico en la Iglesia.
El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor. De ahí que se  puede hablar de dos partes del Adviento:
Primera Parte: Desde el primer domingo al día 16 de diciembre, con marcado carácter escatológico, mirando a la venida del Señor al final de los tiempos;
Segunda Parte: Desde el 17 de diciembre al 24 de diciembre, es la llamada "Semana Santa" de la Navidad, y se orienta a preparar más explícitamente la venida de Jesucristo en las historia, la Navidad.
Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesias ofrece a los fieles para preparar la venida del Señor Jesús.
2. ¿Qué se entiende por calendario litúrgico?
El calendario o año litúrgico es el nombre que recibe la organización de los diversos tiempos y solemnidades durante el año en las Iglesias cristianas, como forma de celebrar la historia de la Salvación
El calendario litúrgico ha estado siempre formado por el conjunto de fiestas observadas por la iglesia, dispuestas en los días propios del año. Ahora bien, algunas fiestas no han tenido nunca día fijo. Son las llamadas fiestas movibles, que varían cada año juntamente con la solemnidad de la pascua, de la cual dependen. Las fiestas fijas se celebran todos los años en el mismo día del mes, salvo traslado accidental.
La solemnidad de la pascua de resurrección, cuya fecha ha estado siempre ligada a la pascua de los judíos -celebrada el 14 de nisán, mes que cae entre el 13 de marzo y el 11 de abril-, sufre una oscilación que va desde el 22 de marzo como fecha más temprana al 25 de abril como fecha más tardía, ambos días inclusive. Esta movilidad afecta no sólo a las fiestas que están relacionadas con pascua, sino también al número de semanas del tiempo ordinario entre el domingo del bautismo del Señor y el comienzo de la cuaresma, y después del domingo de pentecostés.
La fijación cada año de la fecha de la fiesta de pascua y de las restantes celebraciones del calendario dio lugar al llamado cómputo eclesiástico o conjunto de cálculos para determinar la correspondencia entre los ciclos lunar (del que depende la fecha de la pascua), solar y litúrgico, resolviendo también otros datos como la epacta, el número áureo, la indicción y las letras dominicales del martirologio. Las nociones principales del cómputo eclesiástico se recogían en los libros litúrgicos anteriores al Vaticano II. Actualmente el misal y la liturgia de las horas insertan al principio, junto con el calendario general y la tabla de la precedencia de los días litúrgicos, las tablas de las principales fiestas movibles del año litúrgico para un período de años.
3. ¿Cuales son los tiempos del calendario litúrgico? 



Una de las intenciones del calendario litúrgico es la de representar en el tiempo de un año la historia de la Salvación. Este recorrido que duró miles de años se representa a lo largo de un año. El eje principal sobre el que gira el calendario litúrgico es la celebración de la Pascua. En ella se encuentra el misterio de la Salvación, pues Cristo nos ha salvado con su cruz y resurrección, venciendo a la muerte.
Los tiempos del calendario litúrgico se orienta hacia la Pascua. Hay diferentes tiempos litúrgicos en el calendario que, de uno u otro modo, son una preparación para la celebración de la Pascua.
Los tiempos litúrgicos del calendario son:
·         Adviento
·         Navidad
·         Cuaresma
·         Tiempo Pascual
·         Tiempo Ordinario
El año litúrgico comienza con  el Adviento, tiempo en el que nos preparamos para el nacimiento de Cristo. Posteriormente, llega el tiempo de la Navidad. Después, hay un breve tiempo ordinario, después del cual comienza la Cuaresma. El fin y plenitud de la Cuaresma es la Semana Santa, con la que comenzamos el Tiempo Pascual. Después de los cincuenta días de la Pascua viene de nuevo el Tiempo Ordinario, el cual termina, junto con todo el año litúrgico, con la fiesta de Cristo, Rey del Universo.
Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Calendario_lit%C3%BArgico
http://mercaba.org/LITURGIA/historia_calendario_liturgico.htm
Consultados el 8 de enero de 2012 a las 4:21 p.m.
4. ¿En qué consiste la Corona de Adviento?
La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios sol, para que regresara con su luz y calor durante el invierno. Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe católica. La corona está formada por una gran variedad de símbolos:
La forma circular: El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar. 
Las ramas verdes: Verde es el color de esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.
Las cuatro velas: Nos hace pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo.
Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia.
Las manzanas rojas que adornan la corona representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal. 
El listón rojo representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve. 
Los domingos de Adviento la familia o la comunidad se reúne en torno a la corona de adviento. Luego, se lee la Biblia y alguna meditación. La corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote. 
Sugerencias
a) Es preferible elaborar en familia la corona de Adviento aprovechando este momento para motivar a los niños platicándoles acerca de esta costumbre y su significado.
b) La corona deberá ser colocada en un sitio especial dentro del hogar, de preferencia en un lugar fijo donde la puedan ver los niños de manera que ellos recuerden constantemente la venida de Jesús y la importancia de prepararse para ese momento.
c) Es conveniente fijar con anticipación el horario en el que se prenderán las velas. Toda esta planeación hará que las cosas salgan mejor y que los niños vean y comprendan que es algo importante. Así como con anticipación preparamos la visita de un invitado importante, estamos haciendo esto con el invitado más importante que podemos tener en nuestra familia.
d) Es conveniente también distribuir las funciones entre los miembros de la familia de modo que todos participen y se sientan involucrados en la ceremonia.
Por ejemplo:
un encargado de tener arreglado y limpio el lugar donde irá la corona antes de comenzar con esta tradición navideña.
un encargado de apagar las luces al inicio y encenderlas al final.
un encargado de dirigir el canto o de poner la grabadora con algún villancico.
un encargado de dirigir las oraciones para ponerse en presencia de Dios.
un encargado de leer las lecturas.
un encargado de encender las velas.
5. ¿Me podría contar la historia del Belén o Pesebre?
La representación del nacimiento de Cristo es una tradición de la Iglesia que tiene más de ocho siglo de historia. Comenzó con el Belén de San Francisco de Asís en 1223, situado en Greccio (Italia).
San Francisco era devoto de la Natividad de Cristo y en la Navidad de 1223, encontrándose en la ermita de Greccio, sintió la necesidad de reproducir el misterio del nacimiento, solicitando la autorización del Papa Honorio III.

San Buenaventura (Juan de Fidanza 1217 – 1274), un teólogo y Cardenal italiano, es quien narró este acontecimiento de San Francisco de Asís:
Tres años antes de su muerte, él (Francisco) quiso celebrar en Greccio el recuerdo del nacimiento del Niño Jesús, y deseó hacerlo con toda posible solemnidad, a fin de aumentar mayormente la devoción de los fieles. Para que la cosa no fuese adjudicada a manía de novedad, primero pidió y obtuvo el permiso del Sumo Pontífice.
En su narración, cuenta que San Francisco, ayudado por Juan de Grecio, inició los preparativos del Belén 15 días antes del 25 de diciembre, escogiendo un lugar abierto que colocaron un paño blanco, llenaron de heno y llevaron un asno, un buey y otros animales. Nueve días antes del 25 de diciembre, convocó al pueblo y celebró una misa en presencia de la representación del nacimiento.
Francisco también celebró la Nochebuena, la que escenificó en una cueva cercana al castillo de Greccio, y siendo éste acontecimiento su acto más reconocido.
La inclusión del buey y del asno en el Belén se debió a una lectura de San Francisco en el libro de Isaías: «Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne» (Isaías, 1, 3).

6. ¿Qué es realmente el significado de Árbol de Navidad?
El árbol de Navidad es un elemento decorativo de gran simbolismo para la celebración de la Navidad.
El árbol navideño es tradicionalmente decorado con una estrella, bolitas de colores, luces, espumilla, guirnaldas y lazos.
Puede ser tanto natural (una planta conífera que puede ser un ábeto o un pino), o artificial, en cuyo caso suele ser de plástico o estar fabricado con materiales sintéticos que emulan un árbol natural auténtico.
Su color verde y su forma de punta son símbolos de la vida y el amor de Dios, y las luces que lo adornan nos remiten al misterio de la Nochebuena, cuando Jesucristo llega al mundo trayendo la luz de una nueva esperanza.
Vea también Nochebuena.
Asimismo, recuerda al árbol del Paraíso, de cuyo fruto comieron Adán y Eva, incurriendo en el pecado original. En este sentido, también hace referencia a Cristo, el Mesías prometido para lograr la reconciliación.
La tradición de poner los regalos de Navidad al pie del árbol para los niños, sea que los traigan los Reyes Magos, San Nicolás o Santa Claus, es posterior, y, sin embargo, tiene un profundo sentido cristiano, pues recuerda que del árbol proceden todos los bienes.
 7. Y sobre la historia del árbol de Navidad, ¿Q me puede contar?
El árbol navideño es considerado una adaptación del árbol de la vida o árbol del universo (conocido como Yggdrasil), propio de la mitología nórdica, en el cual estaba representada la cosmovisión de los pueblos del norte de Europa.
Este árbol era usado para celebrar el nacimiento del dios del Sol y la fertilidad, conocido como Frey, en fechas cercanas a las de nuestra actual Navidad.
Durante la evangelización de Alemania, en el siglo VIII, se cuenta que San Bonifacio, para acabar con la adoración de dioses que desde el punto de vista del cristianismo eran paganos, cortó el árbol y en su lugar puso un pino de hojas perennes, que simbolizaba el amor de Dios, y lo adornó con manzanas, en representación del pecado original, y velas, símbolo de la luz de Cristo.
Con el tiempo, las manzanas y las velas se transformarían en bolitas y luces, tal como nuestro árbol de Navidad actual.
8, ¿Realmente qué es la Navidad?

La Navidad es una festividad religiosa en la que los cristianos conmemoran el nacimiento de Jesucristo. Se celebra el 25 de diciembre de cada año. De hecho, la palabra Navidad, como tal, procede del latín nativĭtasnativātis que significa ‘nacimiento’.
Este término, sin embargo, se utiliza no solo para referirse al día en que se celebra el nacimiento de Jesús (la Nochebuena), sino que también se extiende para designar el periodo posterior, hasta el Día de Reyes.
Actualmente, la Navidad se celebra en muchos lugares y de formas muy distintas. En general, una de las características actuales de la Navidad es el aumento del consumo, en especial de objetos utilizados como regalos y alimentos.
Desde el punto de vista cristiano, no obstante, se considera que este no es el significado auténtico de la Navidad. El significado de la Navidad, muy por el contrario, responde a manifestación de ciertos valores humanos que durante el año se mantienen más o menos en el olvido.
Valores como la solidaridad, la unión, el amor, la paz y la esperanza son más propios de la época de Navidad, y se encuentran representados en las creencias religiosas del cristianismo.
9. ¿A qué se le llama Nochebuena?

La Nochebuena es la fiesta en que los cristianos celebran la víspera del día de Navidad o Natividad de Jesucristo. Se celebra en la noche del 24 de diciembre, ya que la Iglesia cristiana establece oficialmente el 25 de diciembre como el día del nacimiento de Jesús.
Existen una serie de costumbres y símbolos que acompañan la celebración de la Nochebuena. Por una parte, en la Nochebuena se lleva a cabo una ceremonia llamada "Misa de Gallo" o "Misa de los pastores".
La misa de gallo tiene una duración aproximada de dos horas. Comienza antes de la media noche y finaliza a la media noche para anunciar el nacimiento de Cristo desde el inicio del día 25. Es símbolo también de que la luz de Dios se abre paso en medio de las tinieblas.
Por otra parte, según la tradición, en las casas particulares se realiza una cena abundante entre familiares y amigos cercanos. La comida servida depende de las tradiciones de cada país. En México, por ejemplo, se suele comer pavo relleno. Algunos hacen la cena antes de la misa de gallo, otros la hacen después y otros sustituyen la misa de gallo por la cena.
Otro de los símbolos de la Nochebuena es el intercambio de regalos. Normalmente, los regalos son abiertos sólo después de medianoche, cuando ya es Navidad. Esta costumbre representa la entrega de los presentes por parte de los tres reyes magos en el nacimiento de Jesús.
Nochebuena se traduce al inglés como Christmas eve.
En México, Nochebuena se refiere a la flor de nochebuena, una planta de hojas rojas que se usa como decoración en Navidad.
10. ¿Cuales serian los símbolos de la Navidad?
Árbol de Navidad
El árbol navideño tiene un significado cristiano aunque su uso se ha generalizado en personas de distintas creencias. El árbol de Navidad hace referencia al árbol del Paraíso, al pecado original y a la figura de Jesús como redentor de los pecados, pero también la hoja perenne es un símbolo de la vida eterna.

Los adornos típicos del árbol de Navidad son
·         La estrella, símbolo de guía, en referencia a la estrella de Belén;
· Las bolas, originariamente manzanas, en referencia a las tentaciones;
·         Guirnaldas y espumillones, símbolo de unidad y alegría;
·      Lucesoriginalmente velas, simbolizando la luz de Jesús que ilumina el mundo.

11. ¿Quien es Papá Noel?

Papá Noel es el nombre que recibe en algunos países el personaje de Santa Claus, Santa, San Nicolás, entre otros. Es un personaje vestido con un traje de color rojo, cinturón y botas negras, que se encarga de fabricar y entregar los juguetes deseados por los niños en la noche del 24 al 25 de diciembre.
12. ¿Algo mas sobre el Pesebre

El pesebre, también conocido como belén o nacimiento, es un símbolo importante de la Navidad, ya que representa la llegada de Jesús al mundo.
Dentro del pesebre, las figuras esenciales son la Virgen María, San José y el Niño Jesús, junto a la mula y el buey. Otras figuras del pesebre son los tres Reyes Magos (Melchor, Gaspar, Baltazar) y los pastores.
13. ¿Que me puede contar  sobre la Navidad en la Biblia?

La información sobre el nacimiento de Jesús se encuentra en los evangelios de Lucas y Mateo. Uno de los textos más distinguido sobre la Navidad se encuentra en el libro Lucas:
“Y aconteció en aquellos días que salió un edicto de César Augusto, para que se hiciera un censo de todo el mundo habitado. Este fue el primer censo que se levantó, cuando Cirenio era gobernador de Siria. Y todos se dirigían a inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad. Y también José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, por ser él de la casa y de la familia de David, para inscribirse junto con María, desposada con él, la cual estaba encinta. Y sucedió que mientras estaban ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito; le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
”En la misma región había pastores que estaban en el campo, cuidando sus rebaños durante las vigilias de la noche. Y un ángel del Señor se les presentó, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor, y tuvieron gran temor. Mas el ángel les dijo: ‘No temáis, porque he aquí, os traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo; porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo, el Señor . Y esto os servirá de señal: hallaréis a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre’.
”De repente, apareció con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo: ‘Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace’” (Lucas, 2: 1-14).


                            

martes, 12 de noviembre de 2019

LA PRESENTE EDICIÓN ESTARÁ VIGENTE DEL 11 AL 17 DE NOVIEMBRE 2019


En esta nuestra 32 edición vamos a dar respuesta a cinco preguntas que nos fueron planteadas por nuestros amigos y amigas lectores. Y que nuestro biblista y teólogo cibernético va a tratar de responder gracias a su contante espíritu de investigación.
Es muy importante tener claro que lo más importante cuando leemos la Biblia es estar seguros de que hemos comprendido todo el significado de las palabras y sobre todos de algunos conceptos relacionados con la época en que se realizaron los hechos. También nos surgen interrogantes sobre temas no bíblicos. Así es que comenzamos con nuestro encuentro de esta semana. Las preguntas planteadas para esta semana y sus respectivas respuestas son las siguientes:


1.    ¿Cuál es la situación actual de la investigación histórica sobre Jesús?
2.    ¿Qué actitud mostró Jesús ante las prácticas penitenciales?
3.    ¿Quiénes fueron realmente los evangelistas?
4.    ¿Cómo se escribieron realmente los evangelios?
5.    ¿Cómo se transmitieron en el tiempo los evangelios?

1.  ¿Cuál es la situación actual de 

Desde que en el siglo XIX se aplicaran los modernos métodos de la ciencia histórica a los textos evangélicos, la investigación sobre Jesús ha pasado por diversas etapas. Superados los prejuicios racionalistas de los inicios de la investigación y los métodos hipercríticos que dominaron buena parte del siglo XX, la situación actual es mucho más positiva y abierta.
El escepticismo en el que se situó la investigación sobre Jesús a mediados del siglo pasado ha quedado superado (ver ¿Qué sabemos realmente sobre Jesús?).
En la actualidad se conoce mucho mejor el contexto histórico y literario en el que vivió Jesús y en el que los evangelios fueron escritos. La mayor familiaridad con la literatura intertestamentaria, es decir, con las obras del mundo judío contemporáneas a Jesús y los evangelistas (comentarios de libros bíblicos y traducciones al arameo, los textos de Qumrán, literatura rabínica, etc.), ha permitido ilustrar, verificar y comprender con más hondura los relatos evangélicos y la imagen de Jesús en el judaísmo de su tiempo.
Otras fuentes provenientes del mundo grecorromano han proporcionado mejores conocimientos de las influencias de carácter helenístico en la Galilea en que vivió Jesús y, por tanto, el contacto de esa región de Palestina con moldes culturales del mundo griego.
Además, los testimonios de escritos apócrifos, posteriores con toda probabilidad a los evangelios canónicos, y otros textos cristianos y judíos del siglo II han servido para analizar las tradiciones a las que se remontan esos libros y contextualizar mejor las afirmaciones contenidas en los evangelios.
También se han incorporado a la investigación sobre Jesús hallazgos arqueológicos recientes, entre los que son de especial interés los que provienen de las excavaciones que se están llevando a cabo en Galilea, muy ilustrativas para nuestro conocimiento de esta helenizada región de Palestina en el siglo I. Finalmente, a la mayor comprensión de las fuentes se ha añadido el empleo de nuevos métodos y aproximaciones exegéticas (literarias, canónicas, etc.), que ha contribuido a superar las limitaciones y rigideces del método histórico empleado en épocas anteriores.
Nuestro conocimiento histórico de Jesús es, por tanto, cada vez más sólido. Los evangelios son por ello dignos de credibilidad y, a los ojos de un historiador imparcial, se puede descubrir en ellos un gran conjunto de gestos, de palabras, de acciones de Jesús con los que él manifestó la singularidad de su persona y de su misión.

2.  ¿Qué actitud mostró Jesús ante las prácticas penitenciales?
Como en otras religiones, las prácticas penitenciales estaban arraigadas en el pueblo de Israel. La oración, la limosna, el ayuno, la ceniza sobre la cabeza, el vestido de un tejido tosco y áspero, llamado vestido de saco, eran algunos de los muchos modos que tenían los israelitas de mostrar su deseo de reorientar la vida y convertirse a Dios (cf. Tb 12,8; Is 58,5; Jl 2,12-13; Dn 9,3 etc.).
Jesús, que, como unánimemente señalan historiadores y estudiosos de la Escritura, centró el contenido de su predicación en el Reino de Dios, exige también la conversión como parte esencial del anuncio del Reino: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está al llegar; convertíos y creed en el Evangelio» (Mc 1,15). La conversión, la penitencia, a la que Jesús llama significa el cambio profundo de corazón.
Pero también significa cambiar la vida en coherencia con ese cambio de corazón y dar un fruto digno de penitencia (Mt 3,8). Es decir, hacer penitencia es algo auténtico y eficaz sólo si se traduce en actos y gestos. De hecho, Jesús quiso mostrar con su vida penitente que Reino de Dios y penitencia no se pueden separar. Practicó el ayuno (Mt 4,2), renunció a la comodidad de un lugar estable donde reposar (Mt 8,20), pasó noches enteras en oración (Lc 6,12) y, sobre todo, entregó voluntariamente su vida en la cruz.
Los primeros discípulos de Jesús, al hilo de sus enseñanzas, entendieron que seguir a Cristo implicaba imitar sus actitudes. San Lucas es el evangelista que más subraya cómo el cristiano debe vivir como Cristo vivió y tomar su cruz cada día, como Jesús había pedido a sus discípulos: «Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz cada día, y que me siga» (Lc 9,23).
De este modo, los primeros cristianos continuaron acudiendo al templo a rezar (Hch 3,1) y siguieron practicando las obras de penitencia, como por ejemplo el ayuno (Hch 13,2-3), si bien en conformidad con la enseñanza de Jesús: «Cuando ayunéis no os finjáis tristes como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan. En verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lávate la cara, para que no adviertan los hombres que ayunas, sino tu Padre, que está en lo oculto; y tu Padre, que ve en lo oculto, te recompensará» (Mt 6,16-18).
Sin embargo, a la luz del valor de la muerte de Cristo en la cruz, por la que los hombres son redimidos de sus pecados, los cristianos entendieron que las prácticas penitenciales —sobre todo el ayuno, la oración y la limosna— y cualquier sufrimiento no sólo se ordenaban a la conversión, sino que podían asociarse a la muerte de Jesús como medio de participar en el sacrificio de Cristo y corredimir con él.
Así se encuentra en los escritos de Pablo: «Completo en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo en beneficio de su cuerpo, que es la Iglesia» (Col 1,24) y así se sigue viviendo en la Iglesia.
3.  ¿Quiénes fueron realmente los evangelistas?

Lo importante de los evangelios es que nos transmiten la predicación de los Apóstoles, y que los evangelistas fueron Apóstoles o varones apostólicos (cfr Dei Verbum, n. 19). Con esto se hace justicia a lo recibido por la tradición: los autores de los evangelios son Mateo, Juan, Lucas y Marcos.

De estos, los dos primeros figuran en las listas de los doce Apóstoles (Mt 10,2-4 y paralelos) y los otros dos figuran como discípulos de San Pablo y San Pedro, respectivamente. La investigación moderna, al analizar críticamente esta tradición, no ve grandes inconvenientes en la atribución a Marcos y a Lucas de sus respectivos evangelios; en cambio, analiza con ojos más críticos la autoría de Mateo y de Juan. Se suele afirmar que esta atribución lo que pone de manifiesto es la tradición apostólica de la que provienen los escritos, no que ellos mismos fueran los que escribieron el texto.

Lo importante, por tanto, no es la persona concreta que escribiera el evangelio sino la autoridad apostólica que estaba detrás de cada uno de ellos. A mediados del siglo II, San Justino habla de las “memorias de los apóstoles o evangelios” (Apología, 1,66, 3) que se leían en la reunión litúrgica.

Con esto, se dan a entender dos cosas: el origen apostólico de esos escritos y que se coleccionaban para ser leídos públicamente. Un poco después, en el mismo siglo II, otros escritores ya nos dicen que los evangelios apostólicos eran cuatro y solo cuatro.

Así, Orígenes: “La Iglesia tiene cuatro evangelios, los herejes muchísimos, entre ellos uno que se ha escrito según los egipcios, otro según los doce apóstoles. Basílides se atrevió a escribir un evangelio y ponerlo bajo su nombre (...). Conozco cierto evangelio que se llama según Tomás y según Matías; y leemos otros muchos” (Hom. I in Luc., PG 13,1802). 

Expresiones semejantes se encuentran en San Ireneo que, además, añade en cierto lugar: “El Verbo artesano del Universo, que está sentado sobre los querubines y que todo lo mantiene, una vez manifestado a los hombres, nos ha dado el evangelio cuadriforme, evangelio que está mantenido, no obstante, por un sólo Espíritu” (Contra las herejías, 3,2,8-9). Con esta expresión —evangelio cuadriforme—, pone de manifiesto una cosa muy importante: El evangelio es uno, pero la forma cuádruple. La misma idea se expresa en los títulos de los evangelios: sus autores no vienen indicados, como otros escritos de la época, con el genitivo de origen («evangelio de…») sino con la expresión kata («evangelio según…»).

De esta forma, se señala que el evangelio es uno, el de Jesucristo, pero testimoniado de cuatro formas que vienen de los apóstoles y los discípulos de los apóstoles. Se señala así también la pluralidad en la unidad.

4.  ¿Cómo se escribieron realmente los evangelios?

La Iglesia afirma sin vacilar que los cuatro evangelios canónicos “transmiten fielmente lo que Jesús Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó” (Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática Dei Verbum, n. 19).
Estos cuatro evangelios “tienen origen apostólico. Pues lo que los Apóstoles predicaron por mandato de Cristo, luego, bajo la inspiración del Espíritu Santo, ellos mismos y los varones apostólicos nos lo transmitieron por escrito, como fundamento de la fe” (ibídem, n. 18).

Los escritores cristianos antiguos se interesaron por explicar cómo realizaron este trabajo los evangelistas. San Ireneo, por ejemplo, dice: «Mateo publicó entre los hebreos en su propia lengua, una forma escrita de evangelio, mientras que Pedro y Pablo en Roma anunciaban el evangelio y fundaban la Iglesia. Fue después de su partida cuando Marcos, el discípulo e intérprete de Pedro, nos transmitió también por escrito lo que había sido predicado por Pedro. Lucas, compañero de Pablo, consignó también en un libro lo que había sido predicado por éste.

Luego Juan, el discípulo del Señor, el mismo que había descansado sobre su pecho (Jn 13,23), publicó también el evangelio mientras residía en Efeso» (Contra las herejías, III, 1,1). Comentarios muy semejantes se encuentran en Papías de Hierápolis o Clemente de Alejandría (cfr Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, 3, 39,15; 6, 14, 5-7): los evangelios fueron escritos por los Apóstoles (Mateo y Juan) o por discípulos de los Apóstoles (Marcos y Lucas), pero siempre recogiendo la predicación del evangelio por parte de los Apóstoles.

La exégesis moderna, con un estudio muy detallista de los textos evangélicos, ha explicado de manera más pormenorizada este proceso de composición.

El Señor Jesús no envió a sus discípulos a escribir sino a predicar el evangelio. Los Apóstoles y la comunidad apostólica lo hicieron así, y, para facilitar la labor evangelizadora, pusieron parte de esta enseñanza por escrito.

Finalmente, en el momento en que los apóstoles y los de su generación empezaban a desaparecer, “los autores sagrados escribieron los cuatro evangelios escogiendo algunas cosas de las muchas que ya se transmitían de palabra o por escrito, sintetizando otras, o desarrollándolas atendiendo a la condición de las Iglesias” (Dei Verbum, n. 19).

Por tanto, puede concluirse que los cuatro evangelios son fieles a la predicación de los Apóstoles sobre Jesús y que la predicación de los Apóstoles sobre Jesús es fiel a lo que hizo y dijo Jesús. Este es el camino por el que podemos decir que los evangelios son fieles a Jesús. De hecho, los nombres que los antiguos escritos cristianos dan a estos textos —“Recuerdos de los Apóstoles”, “Comentarios, Palabras sobre (de) el Señor” (cfr San Justino, Apología, 1,66; Diálogo con Trifón, 100)— orientan hacia este significado. Con los escritos evangélicos accedemos a lo que los apóstoles predicaban sobre Jesucristo.

5.  ¿Cómo se transmitieron en el tiempo los evangelios?

Es sabido que no poseemos el manuscrito original de los evangelios, como tampoco el de ningún libro de la antigüedad. Los escritos se transmitían mediante copias manuscritas en papiro y después en pergamino.
Los evangelios y los primeros escritos cristianos no son ajemos a este tipo de transmisión. El Nuevo Testamento deja ya percibir que algunas cartas de San Pablo se han copiado y se trasmiten en un cuerpo de escritos (2 Pe 3,15-16), y lo mismo ocurre con los evangelios: las expresiones de San Justino, San Ireneo, Orígenes etc., anotadas en la pregunta anterior (¿Quiénes fueron los evangelistas?)dan a entender que los evangelios canónicos se copiaron enseguida y se transmitieron juntos.
El material utilizado en los primeros siglos de la era cristiana fue el papiro y a partir del siglo III se empezó a usar el pergamino, más resistente y duradero. Sólo desde el siglo XIV se comenzó a utilizar el papel.

Los manuscritos que conservamos de los evangelios, con un estudio atento de lo que se denomina crítica textual, nos muestran que, frente a la mayoría de obras de la antigüedad, la fiabilidad que podemos darle al texto que tenemos es muy grande. En primer lugar, por la cantidad de manuscritos.

De la Iliada, por ejemplo, tenemos menos de 700 manuscritos, pero de otras obras, como los Anales de Tácito, sólo tenemos unos pocos —y de sus primeros seis libros sólo uno—. En cambio, del Nuevo Testamento tenemos unos 5.400 manuscritos griegos, sin contar las versiones antiguas a otros idiomas y las citas del texto en las obras de los escritores antiguos. Además, está la cuestión de la distancia entre la fecha de composición del libro y la datación del manuscrito más antiguo.

En tanto que para muchísimas obras clásicas de la antigüedad es casi de diez siglos, el manuscrito más antiguo del Nuevo Testamento (el Papiro de Rylands) es treinta o cuarenta años posterior al momento de composición del evangelio de San Juan; del siglo III tenemos papiros (los Papiros de Bodmer y Chester Beatty) que muestran que los evangelios canónicos ya coleccionados se transmitían en códices; y desde el siglo IV los testimonios son casi interminables.
Obviamente, al comparar la multitud de manuscritos, se descubren errores, malas lecturas, etc. La crítica textual de los evangelios —y de los manuscritos antiguos— examina las variantes que son significativas, intentando descubrir su origen —a veces, un copista intenta armonizar el texto de un evangelio con el de otro, otro intenta explicar lo que le parece una expresión incoherente, etc.— y buscando de esa manera establecer cuál pudo ser el texto original.
Los especialistas coinciden en afirmar que los evangelios son los textos que mejor conocemos de la antigüedad. Se basan para ello en la evidencia de lo dicho en el párrafo anterior y también en el hecho de que la comunidad que transmite los textos es una comunidad crítica, unas personas que implican su vida en lo afirmado en los textos y que, obviamente, no comprometerían su vida en unas ideas creadas para la ocasión.
J. Trebolle, La Biblia judía y la Biblia cristiana. Introducción a la historia de la Biblia, Trotta, Madrid 1998; J. O’Callaghan, Los primeros testimonios del Nuevo Testamento. Papirología neotestamentaria, El Almendro, Córdoba 1995; E.J. Epp, “Textual Criticism (NT)”, en Anchor Bible Dictionary VI, Doubleday, New York, 1992, 412-435; F. Varo, ¿Sabes leer la Biblia? Planeta, Barcelona 2006.