La mítica Arca de la Santa Alianza, fue construida según las especificaciones dadas por Dios en el libro del Éxodo, capítulo 25, versículos 10 a 22, en los que indicaba que debía ser de: un metro y veinticinco centímetros de larga, setenta y cinco centímetros de ancha y setenta y cinco de alta, recubierta de oro por dentro y por fuera, con cuatro anillas en los extremos que debían ser atravesadas por dos varas de acacia para transportarla también recubiertas de oro y con dos querubines ubicados frente a frente en el propiciatorio de la parte superior. Durante los 40 años del éxodo israelita a través del desierto este aparato actuó como protector, guía, proveedor y canal de comunicación entre Dios y Moisés: fue el dispensador del maná que alimentó al pueblo judío, fue su punta de lanza contra sus enemigos y a través de él, Dios impartía instrucciones de diversa índole que debían ser observadas y acatadas por los israelitas en todo momento. Al llegar a la Tierra Prometida fue guardada en distintas partes y años después el rey David la hizo acomodar en el tabernáculo y luego Salomón la reubicó en el Santísimo, que era el lugar más sagrado y seguro del Templo. Poco a poco se fue perdiendo su rastro, cayó en el olvido y se convirtió en mito. Desde entonces el paradero del Arca de la Santa Alianza es un misterio y aunque ha sido buscada en muchas partes, no existe ningún rastro suyo, a excepción de la versión sostenida en un antiguo documento Copto llamado el Kebra Negest, en el que se afirma que el Arca de la Santa Alianza, regalada por Salomón a su hijo Menelik (rey de Etiopía que nació de su relación con Makeda, la mítica reina de Saba), fue llevada por él a su país y allí permanece en un templo de la localidad de Axum en Etiopía. Pero si es así: ¿Por qué los templarios afirmaban que estaba bajo su custodia? Por qué los nazis no fueron por ella? ¿Por qué nadie la ha visto?
¿Dónde podría estar el Arca de la Santa Alianza?
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