lunes, 28 de enero de 2019

ESTA EDICIÓN ESTARÁ VIDENTE DURANTE LA SEMANA DEL 28 DE ENERO AL 3 DE FEBRERO DEL 2019

Aquí estamos de nuevo con ustedes en nuestro cuarto encuentro de este año 2019. En esta oportunidad seguiremos tratando de responder a algunas preguntas teológicas sobre la biblia que a menudo nos planteamos en nuestro silencio personal de meditación, pero no investigamos lo necesario, ni tan poco preguntamos ya sea a un sacerdote o pastor. Las doce preguntas que le vamos a plantearen esta oportunidad al Teólogo Cibernético son las siguientes:
1. ¿Estuvo casado San José por segunda vez?
2. ¿Qué se sabe sobre la muerte de San José por medio de otros escritos?
3. ¿Qué significa la virginidad de María?
4. ¿Qué sabemos realmente de Jesús?
5. Viene de pasar hace algunas semanas la Navidad. pero me quedo una duda: ¿Qué fue realmente la estrella de Oriente?
6. ¿Por qué se celebra el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre?
7. ¿Como era el lago de Galilea?
8. ¿Qué ciudades había en las cercanías al lago de Galilea?
9. ¿En qué consistía la tradición oral de esa época?
10 ¿Qué papel jugaba la pesca en la época de Jesús?
11. ¿Cuál era el contexto político, social, cultural y religioso de palestina en tiempos de Jesús?
12. Me gustaría que me comente algo sobre: ¿Quiénes fueron realmente los doce Apóstoles?

Lo más importante cuando leemos la Biblia es estar seguros de que hemos comprendido todo el significado de las palabras y sobre todos de algunos conceptos relacionados con la época.
Por esa razón en esta cuarta entrega del año voy a tratar de compartir con ustedes mis amigos y amigas algunos comentarios sobre algunas palabras o términos que encontramos en las Sagradas Escrituras, y que es muy importante conocer para asimilar mejor lo que el Espíritu Santo no quiere decir o manifestar.

PREGUNTAS y RESPUESTAS TEOLÓGICAS DE ESTA CUARTA EDICIÓN:
1. ¿Estuvo casado San José por segunda vez?
Según San Mateo, cuando la Santísima Virgen concibió virginalmente a Jesús, estaba desposada con San José aunque todavía no vivían juntos (Mt 1,18). Se trataba de la situación previa a los desposorios que, entre los judíos, suponía un compromiso tan fuerte y real que los comprometidos podían ser llamados ya esposo y esposa, y que sólo podía ser anulado mediante el repudio.
Del texto de San Mateo se deduce que tras el anuncio del ángel a José explicándole que María había concebido por obra del Espíritu Santo (Mt 1,20) se casaron y pasaron a vivir juntos. La narración de la huida y vuelta de Egipto, y el establecimiento en Nazareth (Mat 2,13-23), lo mismo que el episodio de la presentación del niño en el Templo cuando tenía doce años acompañado por sus padres tal como relata San Lucas (Lc 2,41-45) así lo dejan entender. San Lucas, además, al narrar la anunciación del ángel a María la presenta como “una virgen desposada con José de la casa de David”.
Por tanto según estos evangelios San José estuvo casado con la Santísima Virgen. Este es el dato que pertenece con certeza a la tradición histórica recogida en los evangelios.
Ahora bien, si esas fueron las segundas nupcias de San José, o si San José ya anciano y viudo no llegó a desposar a la Virgen María, sino que únicamente cuidó de ella como de una virgen a su cargo, son temas que caen en el terreno de las leyendas y que no ofrecen garantía alguna de historicidad.
La primera mención de esas leyendas se encuentra en el llamado “Protoevangelio de Santiago” en el s. II. Cuenta que María permanecía en el Templo desde los tres años y que, al cumplir los doce, los sacerdotes buscaron a alguien que se hiciera cargo de ella. Reunieron a todos los viudos del pueblo, y tras un signo prodigioso ocurrido en la vara de José, consistente en que de ella salió una paloma, entregaron a éste la custodia de la Virgen.
Según esta leyenda, sin embargo, José no tomó a María por esposa. De hecho cuando el ángel se le aparece en sueños no le dice a José como en Mt 1,20 “no temas tomar contigo a María tu esposa”, sino “no temas por esta doncella” (XIV,2).
Otro apócrifo más tardío que reelabora esa historia, el llamado “Pseudo Mateo”, quizás del s. VI, parece entender que María fue desposada con José, pues el sacerdote le dice a éste: “has de saber que no puede contraer matrimonio con ningún otro” (VIII, 4); pero en general habla de San José como del custodio de la Virgen. En cambio que José desposó a María se dice claramente en “El libro de la Natividad de María”, una especie de resumen del Pseudo Mateo y en la “Historia de José el carpintero” (IV,4-5).
Por tanto, no hay datos históricos que permitan afirmar que San José ya había estado casado antes. Lo más lógico es pensar que fuera un hombre joven cuando desposó a la Santísima Virgen y que sólo estuviese casado esa vez.
Con apenas una frase, el evangelio caracteriza a José: un hombre justo (Mateo 1,19). Partiendo de lo que significa ser justo en la Biblia (recto, honesto, sincero), se puede reconstruir su personalidad. José tuvo que tener una decisiva influencia sobre Jesús. No hay ningún fundamento histórico ni teológico para las imágenes que presentan al esposo de María como un hombre anciano, callado, sin vitalidad.
2. ¿Qué se sabe sobre la muerte de San José por medio de otros escritos?
Pocos datos se conocen sobre la vida de San José, el padre adoptivo de Jesús. Solo se le menciona unas cuantas veces en los evangelios, y jamás pronuncia una palabra.
No obstante, la mayoría de los eruditos bíblicos creen que José falleció antes de la crucifixión de Jesús. Esta creencia se debe a que José no estaba presente en el momento de la crucifixión y, en el Evangelio de Juan, Jesús le confía su madre a alguien ajeno a la familia (cf. Juan 19,27).
Teniendo en cuenta este argumento histórico, muchas tradiciones mantienen que José murió en brazos o en presencia de Jesús y María. Es una imagen hermosa, lo que ha motivado a la Iglesia a proclamar a José el santo patrón de una “muerte feliz”.
Existen numerosas representaciones de este momento, pero existe una particularmente conmovedora que pertenece a los escritos de la Venerable Madre María de Jesús de Ágreda, también conocida como la monja con el don de la bilocación. Escribió acerca del episodio en Mística Ciudad de Dios, y se encuentra registrado como una revelación privada.
Entonces, este hombre de Dios se giró hacia Cristo, nuestro Señor, y en una profunda reverencia, deseó postrarse ante Él. Pero el dulce Jesús se acercó y lo recibió en sus brazos y, reclinando su cabeza hacia él, José dijo: “Mi altísimo Señor y Dios, Hijo del eterno Padre, Creador y Redentor del Mundo, dad vuestra bendición a vuestros siervos y el trabajo de sus manos. Oh Misericordioso, perdona los errores que he cometido en vuestro servicio y relación. Le alabo y magnifico y lo represento eterno y comprensivo. Gracias por haberme elegido, con condescendencia inexpresable, para ser el esposo de la verdadera Madre, que sea su grandeza y gloria mi acción de gracias para toda la eternidad”.
El Redentor del mundo le dio su bendición y añadió: “Padre mío, descanse en paz y en la gracia de mi eterno Padre y mía, y para los profetas y santos que lo esperan en el limbo, lléveles las felices nuevas de la llegada de su redención”. Ante estas palabras de Jesús, y reclinado en sus brazos, el afortunado San José falleció y el propio Señor cerró sus ojos.
Ocurriera lo que ocurriese, José debió haber fallecido felizmente rodeado de la esposa e hijo más afectuosos de todo el universo.
A continuación, se encuentra una breve oración a San José, donde se le pide que medie por nosotros para que nuestra muerte también sea feliz.
¡Oh, bienaventurado José!, que exhaló su último suspiro entre Jesús y María, concédeme la gracia, oh José, para que yo pueda respirar mi alma en alabanza en espíritu, si no puedo hacerlo de palabra:
“Jesús, María y José, os doy mi corazón y el alma mía” Amén
Que María concibió a Jesús sin intervención de varón se afirma claramente en los dos primeros capítulos de los evangelios de San Mateo y de San Lucas: “lo concebido en ella viene del Espíritu santo”, dice el ángel a San José (Mt 1,20); y a María que pregunta “¿Cómo será eso pues no conozco varón?” el ángel le responde: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra...” (Lc 1,34-35).
Por otra parte, el hecho de que Jesús desde la Cruz encomendase su Madre a San Juan supone que la Virgen no tenía otros hijos. Que en los evangelios se mencionen a veces los “hermanos de Jesús” puede explicarse desde el uso del término “hermanos” en hebreo en el sentido de parientes próximos (Gen 13,8; etc), o pensando que San José tenía hijos de un matrimonio anterior, o tomando el término en sentido de miembro del grupo de creyentes tal como se usa en el Nuevo Testamento (Hch 1,15). La iglesia siempre ha creído en la virginidad de María y la ha llamado “la siempre virgen” (Lumen Gentium 52), es decir, antes, en y después del parto como confiesa una fórmula tradicional.
La concepción virginal de Jesús hay que entenderla como una obra del poder de Dios –“para él nada hay imposible” (Lc 1,37)- que escapa toda comprensión y toda posibilidad humanas. Nada tiene que ver con las representaciones mitológicas paganas en las que un dios se une a una mujer haciendo las veces del varón. En la concepción virginal de Jesús se trata de una obra divina en el seno de María similar a la creación. Esto es imposible de aceptar para el no creyente, como lo era para los judíos y los paganos entre los que se que se inventaron burdas historias acerca de la concepción de Jesús, como la que la atribuye a un soldado romano llamado Pantheras.
En realidad, ese personaje es una ficción literaria sobre la que se inventa una leyenda para hacer burlas a los cristianos. Desde un punto de vista de la ciencia histórica y filológica, el nombre Pantheras (o Pandera) es una parodia corrupta de la palabra parthénos(en griego: virgen).
Aquellas gentes, que utilizaban en gran parte del imperio romano de oriente el griego como lengua de comunicación, oían hablar a los cristianos de Jesús como del Hijo de la Virgen (huiós parthénou), y cuando querían burlarse de ellos lo llamaba «el hijo de Pantheras». Tales historias en definitiva sólo testimonian que la Iglesia sostenía la virginidad de María, aunque pareciera imposible.
La concepción virginal de Jesús es un signo de que Jesús es verdaderamente Hijo de Dios por naturaleza -de ahí que no tenga un padre humano-, al mismo tiempo que es verdadero hombre nacido de mujer (Gal 4,4). En los pasajes evangélicos se muestra la absoluta iniciativa de Dios en la historia humana para el advenimiento de la salvación, y que ésta se inserta en la historia misma, como muestran las genealogías de Jesús.
A Jesús, concebido por el Espíritu Santo y sin concurso de varón, se le puede comprender mejor como el nuevo Adán que inaugura una nueva creación a la que pertenece el hombre nuevo redimido por él (1 Cor 15,47; Jn 3,34).
La virginidad de María es además signo de su fe sin sombra de duda y de su entrega plena a la voluntad de Dios. Incluso se ha dicho que por esa fe María concibe a Cristo antes en su mente que en su vientre, y que “es más bienaventurada al recibir a Cristo por la fe que al concebir en su seno la carne de Cristo” (S. Agustín). Siendo virgen y madre María es también figura de la Iglesia y su más perfecta realización.
4. ¿Qué sabemos realmente de Jesús?
Disponemos de todo lo que los testigos de su vida y de su muerte nos han transmitido: tradiciones orales y escritas sobre su persona, entre las que destacan los cuatro evangelios, que han sido transmitidas en la realidad de la comunidad de fe viva que él estableció y que continúa hasta hoy.
Esta comunidad es la Iglesia, compuesta por millones de seguidores de Jesús a lo largo de la historia, que le han conocido por los datos que ininterrumpidamente les trasmitieron los primeros discípulos. Los datos que hay en los evangelios apócrifos y otras referencias extrabíblicas no aportan nada sustancial a la información que nos ofrecen los evangelios canónicos, tal como han sido trasmitidos por la Iglesia.
Hasta la Ilustración, creyentes y no creyentes estaban persuadidos de que lo que podíamos conocer sobre Jesús se contenía en los evangelios. Sin embargo, por ser relatos escritos desde la fe, algunos historiadores del siglo XIX cuestionaron la objetividad de sus contenidos.
Para estos estudiosos, los relatos evangélicos eran poco creíbles porque no contenían lo que Jesús hizo y dijo, sino lo que creían los seguidores de Jesús unos años después de su muerte. Como consecuencia, durante las décadas siguientes y hasta mediados del siglo XX se cuestionó la veracidad de los evangelios y se llegó a afirmar que de Jesús “no podemos saber casi nada” (Bultmann).
Hoy en día, con el desarrollo de la ciencia histórica, los avances arqueológicos, y nuestro mayor y mejor conocimiento de las fuentes antiguas, se puede afirmar con palabras de un conocido especialista del mundo judío del siglo I d.C. —a quien no se puede tachar precisamente de conservador— que “podemos saber mucho de Jesús” (Sanders).
Por ejemplo, este mismo autor señala “ocho hechos incuestionables”, desde el punto de vista histórico, sobre la vida de Jesús y los orígenes cristianos: 1) Jesús fue bautizado por Juan Bautista; 2) era un Galileo que predicó y realizó curaciones; 3) llamó a discípulos y habló de que eran doce; 4) limitó su actividad a Israel; 5) mantuvo una controversia sobre el papel del templo; 6) fue crucificado fuera de Jerusalén por las autoridades romanas; 7) tras la muerte de Jesús, sus seguidores continuaron formando un movimiento identificable; 8) al menos algunos judíos persiguieron a ciertos grupos del nuevo movimiento (Ga 1,13.22; Flp 3,6) y, al parecer, esta persecución duró como mínimo hasta un tiempo cercano al final del ministerio de Pablo (2 Co 11,24; Ga 5,11; 6,12; cf. Mt 23,34; 10,17).
Sobre esta base mínima en la que los historiadores están de acuerdo se pueden determinar cómo fidedignos desde el punto de vista histórico los otros datos contenidos en los evangelios. La aplicación de los criterios de historicidad sobre estos datos permite establecer el grado de coherencia y probabilidad de las afirmaciones evangélicas, y que lo que se contiene en esos relatos es sustancialmente cierto.
Por último, conviene recordar que lo que sabemos de Jesús es fiable y creíble porque los testigos son dignos de credibilidad y porque la tradición es crítica consigo misma. Además, lo que la tradición nos trasmite resiste el análisis de la crítica histórica. Es cierto que de las muchas cosas que se nos han trasmitido sólo algunas pueden ser demostrables por los métodos empleados por los historiadores. Sin embargo, esto no significa que las no demostrables por estos métodos no sucedieran, sino que sólo podemos aportar datos sobre su mayor o menor probabilidad. Y no olvidemos, por otra parte, que la probabilidad no es determinante. Hay sucesos muy poco probables que han sucedido históricamente. Lo que sin duda es verdad es que los datos evangélicos son razonables y coherentes con los datos demostrables. En cualquier caso, es la tradición de la Iglesia, en la que estos escritos nacieron, la que nos da garantías de su fiabilidad y la que nos dice cómo interpretarlos.
5. Viene de pasar hace algunas semanas la Navidad. pero me quedo una duda: ¿Qué fue realmente la estrella de Oriente?
La estrella de Oriente se menciona en el evangelio de San Mateo. Unos magos preguntan en Jerusalén: “Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle” (Mt 2,2).
Los dos capítulos iniciales de los evangelios de San Mateo y San Lucas narran algunas escenas de la infancia de Jesús, por lo que se suelen denominar “evangelios de la infancia”. La estrella aparece en el “evangelio de la infancia” San Mateo. Los evangelios de la infancia tienen un carácter ligeramente distinto al resto del evangelio.
Por eso están llenos de evocaciones a textos del Antiguo Testamento que hacen los gestos enormemente significativos. En este sentido, su historicidad no se puede examinar de la misma manera que la del resto de los episodios evangélicos. Dentro de los evangelios de la infancia, hay diferencias: el de San Lucas es el primer capítulo del evangelio, pero en San Mateo es como un resumen de los contenidos del texto entero. El pasaje de los Magos (Mt 2,1-12) muestra que unos gentiles, que no pertenecen al pueblo de Israel: descubren la revelación de Dios a través de su estudio y sus conocimientos humanos (las estrellas), pero no llegan a la plenitud de la verdad más que a través de las Escrituras de Israel.
En tiempos de la composición del evangelio era relativamente normal la creencia de que el nacimiento de alguien importante o algún acontecimiento relevante se anunciaba con un prodigio en el firmamento.
De esa creencia participaban el mundo pagano (cfr Suetonio, Vida de los Césares, Augusto, 94; Cicerón, De Divinatione 1,23,47; etc.) y el judío (Flavio Josefo, La Guerra de los Judíos, 5,3,310-312; 6,3,289).
Además, el libro de los Números (caps. 22-24) recogía un oráculo en el que se decía: “De Jacob viene una estrella, en Israel se ha levantado un cetro” (Nm 24,17). Este pasaje se interpretaba como un oráculo de salvación, sobre el Mesías. En estas condiciones, ofrecen el contexto adecuado para entender el signo de la estrella.
La exégesis moderna se ha preguntado qué fenómeno natural pudo ocurrir en el firmamento que fuera interpretado por los hombres de aquel tiempo como extraordinario. Las hipótesis que se han dado son sobre todo tres: 1) ya Kepler (s. XVII) habló de una estrella nueva, una supernova: se trata de una estrella muy distante en la que tiene lugar una explosión de modo que, durante unas semanas, tiene más luz y es perceptible desde la tierra; 2) un cometa, pues los cometas siguen un recorrido regular, pero elíptico, alrededor del sol: en la parte más distante de su órbita no son perceptibles desde la tierra, pero si están cercanos pueden verse durante un tiempo.
También esta descripción coincide con lo que se señala en el relato de Mateo, pero la aparición de los cometas conocidos que se ven desde la tierra no encaja en las fechas con la estrella; 3) Una conjunción planetaria de Júpiter y Saturno. También Kepler llamó la atención sobre este fenómeno periódico, que, si no estamos equivocados en los cálculos, pudo muy bien darse en los años 6/7 antes de nuestra era, es decir, en los que la investigación muestra que nació Jesús.
Los primeros cristianos no parece que celebrasen su cumpleaños (cf., por ej., Orígenes, PG XII, 495). Celebraban su dies natalis, el día de su entrada en la patria definitiva (por ej., Martirio de Policarpo 18,3), como participación en la salvación obrada por Jesús al vencer a la muerte con su pasión gloriosa.
Recuerdan con precisión el día de la glorificación de Jesús, el 14/15 de Nisán, pero no la fecha de su nacimiento, de la que nada nos dicen los datos evangélicos.
Hasta el siglo III no tenemos noticias sobre la fecha del nacimiento de Jesús. Los primeros testimonios de Padres y escritores eclesiásticos señalan diversas fechas. El primer testimonio indirecto de que la natividad de Cristo fuese el 25 de diciembre lo ofrece Sexto Julio Africano el año 221.
La primera referencia directa de su celebración es la del calendario litúrgico filocaliano del año 354 (MGH, IX,I, 13-196): VIII kal. Ian. natus Christus in Betleem Iudeae (“el 25 de diciembre nació Cristo en Belén de Judea”). A partir del siglo IV los testimonios de este día como fecha del nacimiento de Cristo son comunes en la tradición occidental, mientras que en la oriental prevalece la fecha del 6 de enero.
Una explicación bastante difundida es que los cristianos optaron por día porque, a partir del año 274, el 25 de diciembre se celebraba en Roma el dies natalis Solis invicti, el día del nacimiento del Sol invicto, la victoria de la luz sobre la noche más larga del año.
Esta explicación se apoya en que la liturgia de Navidad y los Padres de la época establecen un paralelismo entre el nacimiento de Jesucristo y expresiones bíblicas como «sol de justicia» (Ma 4,2) y «luz del mundo» (Jn 1,4ss.).
Sin embargo, no hay pruebas de que esto fuera así y parece difícil imaginarse que los cristianos de aquel entonces quisieran adaptar fiestas paganas al calendario litúrgico, especialmente cuando acababan de experimentar la persecución.
Es posible, no obstante, que con el transcurso del tiempo la fiesta cristiana fuera asimilando la fiesta pagana.
Otra explicación más plausible hace depender la fecha del nacimiento de Jesús de la fecha de su encarnación, que a su vez se relacionaba con la fecha de su muerte.
En un tratado anónimo sobre solsticios y equinoccios se afirma que “nuestro Señor fue concebido el 8 de las kalendas de Abril en el mes de marzo (25 de marzo), que es el día de la pasión del Señor y de su concepción, pues fue concebido el mismo día que murió” (B. Botte, Les Origenes de la Noël et de l’Epiphanie, Louvain 1932, l. 230-33).
En la tradición oriental, apoyándose en otro calendario, la pasión y la encarnación del Señor se celebraban el 6 de abril, fecha que concuerda con la celebración de la Navidad el 6 de enero. La relación entre pasión y encarnación es una idea que está en consonancia con la mentalidad antigua y medieval, que admiraba la perfección del universo como un todo, donde las grandes intervenciones de Dios estaban vinculadas entre sí. Se trata de una concepción que también encuentra sus raíces en el judaísmo, donde creación y salvación se relacionaban con el mes de Nisán.
El arte cristiano ha reflejado esta misma idea a lo largo de la historia al pintar en la Anunciación de la Virgen al niño Jesús descendiendo del cielo con una cruz.
Así pues, es posible que los cristianos vincularan la redención obrada por Cristo con su concepción, y ésta determinara la fecha del nacimiento. “Lo más decisivo fue la relación existente entre la creación y la cruz, entre la creación y la concepción de Cristo” (J. Ratzinger, El espíritu de la liturgia, 131).
 7. ¿Como era el lago de Galilea?
Estimado amigo o amiga debo decirles que por su gran extensión, el lago de Galilea es llamado “mar” de Galilea.
En los evangelios se le llama también lago de Tiberíades o de Genesaret, haciendo referencia a dos de las ciudades que se encontraban en sus orillas.
En el Antiguo Testamento se le llama mar o lago de “Kinneret” de “kinnor” que, en hebreo, significa arpa.
La leyenda dice que el lago tiene esta forma y que la sua­ve voz de sus olas recuerda el sonido de las cuerdas del arpa.
De norte a sur, el lago mide 21 kilómetros. Su mayor anchura es de 13 kilómetros.
Está situado, como el Mar Muerto, bajo el nivel del mar, a 212 metros, y llega a tener una profundidad de 48 metros.
Sus aguas son dulces y ricas en varias clases de peces. Se conocen hasta 24 especies distintas.
8. ¿Qué ciudades había junto al lago de Galilea?

Estimado amigo y amiga debo decirle que junto al lago de Galilea había varias ciudades.
En tiempos de Jesús, una de las más importantes era Cafarnaúm (“ciudad del consuelo” o “ciudad de Nahum”), nunca mencionada en el Antiguo Testamento.
La ciudad tenía un puesto de aduanas, pues era fronteriza entre la Galilea que gobernaba Herodes y la zona de Iturea y Traconítide, que correspondía a su hermano Filipo.
Estaba, además, junto a la gran calzada romana que unía Galilea con Siria, la llamada “vías maris”.
Por su importancia estratégica había también en la ciudad una guarnición romana con un centurión a su mando.
En Cafarnaúm se desarrollaron gran cantidad de episodios de la vida y predicación de Jesús en Galilea.
Allí vivió al dejar Nazaret y Mateo la llamó “la ciudad de Jesús” (Mateo 9, 1). En los tiempos evangélicos, Cafarnaúm era una ciudad de unos tres kilómetros de extensión y pocos miles de habitantes.
Además de la pesca, la población se dedicaba a la agricultura: aceitunas, trigo y otros granos.
Las casas estaban construidas en piedra negra de basalto con techos de lodo y paja, que hicieran más soportable el calor, muy fuerte en verano, por la gran depresión que forma el mar de Galilea.
Unos cuatro siglos después de Jesús, Cafarnaúm quedó destruida, y no fue hasta finales del siglo XIX cuando se hallaron sus ruinas.
Los cimientos de algunas casas, trazados de barrios y calles de la antigua ciudad son uno de los mayores tesoros arqueológicos de Israel.  En el Cafarnaúm actual se conservan restos de una gran sinagoga edificada sobre la de tiempos de Jesús, y muchos objetos de la época: lámparas de aceite, prensas de aceite, piedras de molino.
De todos los recuerdos, el más importante es, sin duda, el basamento o cimiento de la casa de Pedro, cercana al embarcadero. Las inscripciones encontradas demuestran que los primeros cristianos se reunían allí desde el siglo I a celebrar la eucaristía.

Excelente pregunta: es digno de mencionar que en todas las culturas campesinas predomina la tradición oral. La gente se reúne para escuchar a uno de sus paisanos una historia mil veces repetida y adornada.
El padre transmite a sus hijos el saber acumulado durante generaciones valiéndose de cuentos o acertijos.
El abuelo o abuela, expertos relatores de historias antiguas, las cuentan a los más jóvenes. Jesús, un campesino, fue heredero de esta cultura.
Por otra parte, el Oriente ha sido siempre cuna fértil de historias con moralejas, fábulas, leyendas, parábolas.
Los evangelios muestran que a todo esto Jesús uniría una maestría personal como conversador y narrador. De su mundo familiar y campesino nacieron todas sus parábolas. Se explicaba con imágenes mucho mejor que con ideas abstractas y es un error creer que lo hacía por “adaptarse” a oyentes poco inteligentes para que lo entendieran mejor.

10. ¿Qué papel jugaba la pesca en la época de Jesús?
No cabe duda de que la pesca era el principal medio de vida en todas las ciudades o pequeñas aldeas que rodeaban el lago de Tiberíades en Galilea.
Por 1lo tanto en los tiempos de Jesús, el oficio de pescador era propio de gentes de las clases más bajas, sin apenas cultura, que no cumplían los deberes religiosos y estaban al margen de muchas otras pautas sociales de la “buena educación”.
Junto con los campesinos y otros estratos sociales pobres, formaban los llamados “amhaares”, palabra cuyo significado original fue el de “pueblo de la tierra” o paisanos.
Luego empezó a significar “pecadores” y “malditos sin ley”.
Los pescadores de las orillas del lago de Galilea eran trabajadores dependientes de un patrón, al que tenían que entregar buena parte de las ganancias, o estaban independizados por grupos familiares formando pequeñas cooperativas con las que intentaban aliviar la gran estrechez económica en la que vivían.
Quedan aún restos de pequeños embarcaderos de tiempos de Jesús en distintos puntos del lago. El más conservado es el de Tabgha, a unos 3 kilómetros de Cafarnaúm, con escalones de hace dos mil años. El muelle de Cafarnaúm está en parte reconstruido.
No cabe duda de que Jesús invitó a su grupo a echar las redes y habló de un Dios pescador. Recogió esta imagen en la parábola de la red barredera, en la que habla del juicio de Dios sobre el mundo, separando los peces buenos de los malos (Mateo 13, 47-50).
En aquel tiempo se entendía por “peces malos” los que no tenían escamas ni aletas, del tipo de las anguilas. Se consideraba que no eran buenos para comer.


11. ¿Cuál era el contexto político, social, cultural y religioso de palestina en tiempos de Jesús?


Gracias a numerosos escritos tanto religiosos como no y gracias a las investigaciones sabemos en el contexto en el que Jesús vivió. El historiador contemporáneo del Nazareno Flavio Josefo nos habla sobre Palestina y Jerusalén, aportando enorme documentación.

Nos movemos en el siglo I de nuestra Era. Israel (o Palestina) estaba bajo dominio romano (desde el 63 a. C. por Pompeyo), siendo emperadores Augusto y Tiberio (ha. 37 d.C.), de la dinastía Julio-Claudia y gobernador provincial Poncio Pilatos. 

Los judíos, aunque bajo dominio romano, mantenían su rey y sus leyes, la Ley (Thorá). Los reyes de esta época fueron Herodes el Grande, Arquelao y Herodes Antipas (todos ellos elegidos por el Senado Romano). Estos reyes, junto con el Sanedrín, se encargaban de hacer cumplir la ley judía. Los romanos se reservaban los asuntos de Estado, los “de enorme importancia” y las penas de muerte. A parte, recibían los tributos correspondientes a una provincia imperial.

La sociedad palestina del siglo I estaba llena de jerarquías y divisiones sociales. Libres y esclavos, circuncisos e incircuncisos, judíos y samaritanos, hombre y mujer, grecoparlantes y no grecoparlantes, ricos y pobres, diferentes sectas o escuelas judaicas, etc. Esto es fundamental para comprender el mensaje de Jesús y el porqué de su reacción. La misma religión judía establecía estas jerarquías en muchos casos y propiciaba divisiones enormes que chocaron al Galileo. De esto hablaremos más adelante….

El griego era la lengua culta y del comercio, el arameo/hebreo era la lengua hablada/escrita y el latín la lengua oficial. Por eso la inscripción de la cruz de Jesús estaba en estas tres lenguas. Había enormes ciudades, centros de poder económico, que tenían origen griego o romano y gozaban de bastante independencia. Destacamos las ciudades de Séforis, Tiberíades y Jerusalén. 

Estas ciudades estaban controladas por mercaderes y gente poderosa que en muchas ocasiones no eran judíos. En el campo la situación era distinta. La mayoría de la población era judía y existía pobreza debido al mal reparto de la propiedad. La situación era difícil.

Culturalmente, Palestina se vió enormemente influenciada por el mundo griego, ya que tras la conquista por Alejandro Magno en el 332 a. C. muchas de sus ciudades fueron gobernadas por sus descendientes primero y por los romanos después. Palestina fue una región en la que confluyeron gran cantidad de pueblos y tribus y dejaron su huella cultural. 

Recordemos que en un principio, hacia el 1500 a.C., allí habitaban los cananeos, tribu sedentaria, y llegaron tribus hebreas (semitas) de la rama aramea que eran nómadas y se convirtieron en sedentarios. Algunas de estas Tribus fueron las conducidas por Moisés. Se formaron las Doce Tribus de Israel, que quedarían unidas en el Reino de Israel y Judá bajo David (1006 a.C.). 

Después se separarían y habría dos ramas de reyes, una de Israel y otra de Judá. Los filisteos (palestinos), los arameos de Damasco y los egipcios eran los principales enemigos de los arameos de Palestina. Bajo Joram (852 a. C.) se unifican de nuevo los reinos. En el 587 a. C. ya se habla de judíos, indiferentemente de su procedencia (Israel o Judá) y en este año, siendo rey de Babilonia Nabucodonosor II, Palestina es conquistada y comienza la diáspora (dispersión) del pueblo judío. Después, en el 539 pasaría a dominio Persa bajo Ciro II. Más tarde pasaría a ser conquista griega y después romana. Así pues, es un territorio con enormes influencias.
Religiosamente, el judaísmo era la principal religión de la zona. Era una religión heterogénea, con muchas sectas dentro de sí que diferían en diferentes aspectos teológicos. Los judíos creían ser el pueblo elegido por Dios, que ellos eran la base y que el mesías llegaría con espada en mano para liberar al pueblo de Israel. Había un único Dios que inspiró la ley de los cinco primeros libros de la Biblia y es creador de todo lo conocido. Todo se basa en la obediencia. Dios había pactado con ellos mediante la Alianza y debían cumplir su ley. Jesús rompería todas estas bases de su propia religión…
Las dos sectas principales eran los fariseos y los saduceos. Los primeros basaban su vida en la Thorá, la ley, y se separaban de todo aquel que no era como ellos. Se basaban en la pureza de la religión, el diezmo y la observancia a rajatabla de los mandamientos.

Los saduceos eran los principales adversarios de los fariseos. Ellos eran la espina dorsal de la fe judía conservadora. Diferían con los fariseos en el ritual del Templo, en interpretaciones de la Ley y en la vida diaria. Defendían el libre albedrío del hombre. No creían en la resurrección de los muertos.

Estos dos grupos estaban representados por la clase judía más elevada y poderosa. El Sanedrín (órgano encargado de velar por la religión y la ley judía) estaba compuesto por fariseos y saduceos y el Sumo Sacerdote era siempre de una de las dos sectas. También había escribas de una u otra secta. Así pues eran la clase dominante judía.

Además de estos dos grupos encontramos a zelotas, movimiento de Juan Bautista, Esenios, las hermandades, los sabios y los Amme Ha- Aretz. Destacamos el último grupo por ser éste el más humilde, el más pobre y el más desfavorecido. Estaban discriminados por los fariseos por no ser puros ante la Ley judía. A ellos va dirigido el mensaje de Jesús con influencias del movimiento de Juan Bautista que buscaba la igualdad social. A ellos para cambiar el sistema y por eso, los miembros del Sanedrín, al ver peligrar su poder, decidieron ir a por Jesús. Era una lucha social contra las clases altas y las jerarquías. Los expertos sitúan a Jesús dentro de ese grupo.

Fuente: http://cofrades.sevilla.abc.es/profiles/blogs/contexto-politico-social

12. Me gustaría que me comente algo sobre: ¿Quiénes fueron realmente  los doce Apóstoles?

Uno de los datos más seguros de la vida de Jesús es que constituyó a un grupo de doce discípulos a los que denominó los “Doce Apóstoles”. Este grupo estaba formado por hombres que Jesús llamó personalmente, que le acompañan en su misión de instaurar el Reino de Dios, que son testigos de sus palabras, de sus obras y de su resurrección.
El grupo de los Doce aparece en los escritos del Nuevo Testamento como un grupo estable o fijo. Sus nombres son “Simón, a quien le dio el nombre de Pedro; Santiago el de Zebedeo y Juan, el hermano de Santiago, a quienes les dio el nombre de Boanerges, es decir, «hijos del trueno»; Andrés y Felipe, y Bartolomé y Mateo, y Tomás y Santiago el de Alfeo, y Tadeo y Simón Cananeo; y Judas Iscariote, el que le entregó” (Mc 3,16-19).
En las listas que aparecen en los otros Evangelios y en Hechos de los Apóstoles, apenas hay variaciones. A Tadeo se le llama Judas, pero no es significativo, pues como se ve, hay varias personas que se llaman de la misma manera —Simón, Santiago— y que se distinguen por el patronímico o por un segundo nombre.
Se trata pues de Judas Tadeo. Lo significativo es que en el libro de los Hechos no se hable de la labor evangelizadora de muchos de ellos: señal de que se dispersaron muy pronto y de que, a pesar de eso, la tradición de los nombres de quienes eran los Apóstoles estaba muy firmemente asentada.
San Marcos (3,13-15) dice que Jesús: “subiendo al monte llamó a los que él quiso, y fueron donde él estaba. Y constituyó a doce, para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar con potestad de expulsar demonios”.
Señala de esa manera la iniciativa de Jesús y la función del grupo de los Doce: estar con él y ser enviados a predicar con la misma potestad que tiene Jesús. Los otros evangelistas —San Mateo (10,1) y San Lucas (6,12-13)— se expresan en tonos parecidos.
A lo largo del evangelio se percibe cómo acompañan a Jesús, participan de su misión y reciben una enseñanza particular. Los evangelistas no esconden que muchas veces no entienden las palabras del Señor y que el abandonaron en el momento de la prueba. Pero señalan también la confianza renovada que les otorga Jesucristo.
Es muy significativo que el número de los elegidos sea Doce. Este número remite a las doce tribus de Israel (cfr Mt 19,28; Lc 22,30; etc.), y no a otros números comunes en el tiempo —los miembros del Sanedrin eran 71, los miembros del Consejo en Qumrán 15 ó 16 y los miembros adultos necesarios para el culto en la sinagoga, 10—, por lo que parece claro que se señala de esta manera que Jesús no quiere restaurar el reino de Israel (Hch 1,6) —sobre la base de la tierra, el culto y el pueblo— sino instaurar el Reino de Dios sobre la tierra.
A ello apunta también el hecho de que, antes de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, Matías ocupe el lugar que Judas Iscariote y complete el número de los doce (Hch 1,26).
Bibliografía
J. Gnilka, Jesús de Nazaret, Herder, Barcelona 1993;
A. Puig, Jesús. Una biografía, Destino, Barcelona 2005;
G. Segalla, Panoramas del Nuevo Testamento, Verbo Divino, Estella 2004.

NUESTRO PRÓXIMO ENCUENTRO
SI DIOS LO PERMITE
SERIA EL 4 DE FEBRERO 2019

domingo, 20 de enero de 2019

ESTA EDICIÓN ESTARÁ VIDENTE DURANTE LA SEMANA DEL 21 AL 27 DE ENERO 2019

Aquí estamos de nuevo con ustedes en nuestro tercer encuentro de este año 2019. En esta oportunidad seguiremos tratando de responder a algunas preguntas teológicas sobre la biblia que a menudo nos planteamos en nuestro silencio personal de meditación, pero no investigamos lo necesario, ni tan poco preguntamos ya sea a un sacerdote o pastor. Las preguntas que nos vamos a plantear y analizar son las siguientes:
 ¿Se habla  de dos Herodes me podría hablar de cada uno de ellos?
¿Qué me puede decir sobre la fortaleza de Maqueronte?
¿Por qué el nombre María era tan popular en esa época?
¿Cuál fue la caminata que Jesús realizo desde las orillas del Jordán?
¿A qué se le llamaba Galilea de los Gentiles?

Sobre la Palestina en tiempos de Jesús ¿Que me puede contar?

¿Cómo era  la ciudad de Galilea en la época de Jesús?
¿Y sobra Samaria que me puede decir?
¿Cómo podemos interpretar el encuentro de Jesús con la Samarita?
¿Qué me puede contar sobre Judea en los tiempos de Jesús?
¿Me gustaría saber algunos detalles sobre la ciudad de Perea?
¿Quiñes eran los gentiles en la época de Jesús?
¿Quiénes eran los Prosélitos?
¿Algunos versículos que se refieran a los gentiles?

Video sobre la vida en tiempos de Jesús, documental

Lo más importante cuando leemos la Biblia es estar seguros de que hemos comprendido todo el significado de las palabras y sobre todos de algunos conceptos relacionados con la época.
Por esa razón en esta tercera entrega del año voy a tratar de compartir con ustedes mis amigos y amigas algunos comentarios sobre algunas palabras o términos que encontramos en las Sagradas Escrituras, y que es muy importante conocer para asimilar mejor lo que el Espíritu Santo no quiere decir o manifestar.


¿En los evangelios nos hablan de dos Herodes ¿Me podría hablar de cada uno de ellos?
Claro que si mi estimado alumno: Los evangelios hablan de dos Herodes: Herodes el Grande y su hijo, Herodes Antipas. El primero, aliado con los romanos, gobernó tiránicamente el país desde el año 37 antes de Jesús, y a él se atribuyó la matanza de los inocentes. A su muerte, cuatro años después del nacimiento de Jesús, el país se dividió entre sus tres hijos.
Herodes Antipas, el menor de ellos, contemporáneo de Juan Bautista y de Jesús, fue puesto por Roma como gobernador de Galilea y de la zona de Perea, en la orilla oriental del Jordán. El título que Roma le dio fue el que daba a los gobernantes de territorios pequeños: tetrarca. Pero el pueblo le llamó siempre “rey” Herodes. Aunque estaba casado con una princesa árabe, Herodes Antipas se hizo amante de Herodías, esposa de su hermano Filipo. Estas relaciones llegaron a provocar una guerra fratricida.
Los datos históricos que se tienen de Herodes Antipas lo caracterizan como un derrochador, cruel con todos los que se le oponían y supersticioso. Colaboraba estrechamente con los romanos, dueños del país, que lo mantenían en el trono a cambio de una fuerte suma de dinero.
En nombre de Roma, Herodes Antipas cobraba los impuestos en el territorio de Galilea y de Perea. Por las fiestas, cumplía con las normas religiosas judías y se trasladaba a sus palacios de Jerusalén, para acudir al Templo.

Muy interesante su pregunta le debo explicar que Maqueronte fue una de las varias fortalezas que construyó Herodes el Grande para controlar a sus súbditos y defender su reino de los árabes nabateos que habitaban en las fronteras de su territorio.
Maqueronte fue levantada en la orilla oriental del Mar Muerto, en la región de Perea. El rey la fortificó ampliamente y unos 20 años antes de nacer Jesús la enriqueció con un magnífico palacio. Su hijo Herodes Antipas celebraba allí grandes fiestas. En el año 70, la fortaleza fue destruida por el ejército romano. Hoy sólo se conservan ruinas.

María era un nombre de mujer muy frecuente en tiempos de Jesús. Magdalena hace referencia a Magdala, probable lugar de nacimiento de esta mujer.
Los datos que nos ofrecen los evangelios son escuetos. Lucas nos informa que entre las mujeres que seguían a Jesús y le asistían con sus bienes estaba María Magdalena, es decir, una mujer llamada María, que era oriunda de Migdal Nunayah, en griego Tariquea, una pequeña población junto al lago de Galilea, a 5,5 km al norte de Tiberias.
De ella Jesús había expulsado siete demonios, que es lo mismo que decir "todos los demonios". La expresión puede entenderse como una posesión diabólica, pero también como una enfermedad del cuerpo o del espíritu.
Los evangelios sinópticos la mencionan como la primera de un grupo de mujeres que contemplaron de lejos la crucifixión de Jesús y que se quedaron sentadas frente al sepulcro mientras sepultaban a Jesús.
Señalan que en la madrugada del día después del sábado María Magdalena y otras mujeres volvieron al sepulcro a ungir el cuerpo con los aromas que habían comprado; entonces un ángel les comunica que Jesús ha resucitado y les encarga ir a comunicarlo a los discípulos.
Juan presenta los mismos datos con pequeñas variantes. María Magdalena está junto a la Virgen María al pie de la cruz. Después del sábado, cuando todavía era de noche se acerca al sepulcro, ve la losa quitada y avisa a Pedro, pensando que alguien había robado el cuerpo de Jesús.
De vuelta al sepulcro se queda llorando y se encuentra con Jesús resucitado, quien le encarga anunciar a los discípulos su vuelta al Padre. Esa es su gloria. Por eso, la tradición de la Iglesia la ha llamado en Oriente "isapóstolos" (igual que un apóstol) y en Occidente "apostola apostolorum" (apóstol de apóstoles). En Oriente hay una tradición que dice que fue enterrada en Éfeso y que sus reliquias fueron llevadas a Constantinopla en el siglo IX.
María Magdalena ha sido identificada a menudo con otras mujeres que aparecen en los evangelios. A partir de los siglos VI y VII, en la Iglesia Latina se tendió a identificar a María Magdalena con la mujer pecadora que, en Galilea, en casa de Simón el fariseo, ungió los pies de Jesús con sus lágrimas.
Por otra parte, algunos Padres y escritores eclesiásticos, armonizando los evangelios, habían identificado ya a esta mujer pecadora con María, la hermana de Lázaro, que, en Betania, unge con un perfume la cabeza de Jesús. Como consecuencia, debido en buena parte a San Gregorio Magno, en Occidente se extendió la idea de que las tres mujeres eran la misma persona.
Sin embargo, los datos evangélicos no sugieren que haya que identificar a María Magdalena con María, la que le unge a Jesús en Betania, pues parece que ésta es la hermana de Lázaro. Tampoco permiten deducir que sea la misma que la pecadora que según Lucas ungió a Jesús, aunque la identificación es comprensible por el hecho de que San Lucas, inmediatamente después del relato en que Jesús perdona a esta mujer, señala que le asistían algunas mujeres, entre ellas María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios.
Además, Jesús alaba el amor de la mujer pecadora: "Le son perdonados sus muchos pecados, porque ha amado mucho" (Lc 7,47) y también se descubre un gran amor en el encuentro de María con Jesús después de la resurrección.
En todo caso, aun cuando se tratara de la misma mujer, su pasado pecador no es un desdoro. Pedro fue infiel a Jesús y Pablo un perseguidor de los cristianos. Su grandeza no está en su impecabilidad sino en su amor.
Por su papel de relieve en el evangelio fue una figura que recibió especial atención en algunos grupos marginales de la primitiva Iglesia. Son fundamentalmente sectas gnósticas, cuyos escritos recogen revelaciones secretas de Jesús después de la resurrección y recurren a la figura de María para trasmitir sus ideas.
Son relatos que no tienen fundamento histórico (a mi parecer, todavía los teólogos de la Universidad de Navarra, no se dan cuenta que todo el evangelio carecen de fundamento histórico, empezando de quienes lo escribieron). Padres de la Iglesia, escritores eclesiásticos y otras obras destacan el papel de María como discípula del Señor y proclamadora del Evangelio.
A partir del siglo X surgieron narraciones ficticias que ensalzaban su persona y que se difundieron sobre todo por Francia. Allí nace la leyenda que no tiene ningún fundamento histórico (nos preguntamos qué fundamento histórico buscan, para encontrar la verdad) de que la Magdalena, Lázaro y algunos más, cuando se inició la persecución contra los cristianos, fueron de Jerusalén a Marsella y evangelizaron la Provenza. Conforme a esta leyenda, María murió en Aix-en- Provence o Saint Maximin y sus reliquias fueron llevadas a Vézelay.

¿Qué se dice de María Magdalena en los evangelios apócrifos?

El evangelio de Pedro sólo menciona a María Magdalena en su papel de testigo de la resurrección de Jesús:

 A la mañana del domingo, María la de Magdala, discípula del Señor -atemorizada a causa de los judíos, pues estaban rabiosos de ira, no había hecho en el sepulcro del Señor lo que solían hacer las mujeres por sus muertos queridos-, tomó a sus amigas consigo y vino al sepulcro en que había sido depositado. 

En al menos dos de los textos gnósticos coptos encontrados en Nag Hammadi, el evangelio de Tomás y el evangelio de Felipe, María Magdalena aparece mencionada como discípula cercana de Jesús, en una relación tan cercana como la de los apóstoles.
En el evangelio de Tomás hay dos menciones de Mariham, que, según los estudiosos, hacen referencia a María Magdalena. La segunda mención forma parte de un pasaje enigmático que ha sido objeto de muy variadas interpretaciones:
Simón Pedro les dijo: «¡Que se aleje Mariham de nosotros!, pues las mujeres no son dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me encargaré de hacerla macho, de manera que también ella se convierta en un espíritu viviente, idéntico a vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga varón, entrará en el reino del cielo»
En el evangelio de Felipe es considerada la compañera de Jesús:
Tres (eran las que) caminaban continuamente con el Señor: su madre María, la hermana de ésta y Magdalena, a quien se designa como su compañera. María es, en efecto, su hermana, su madre y su compañera. 
No todos los estudiosos, sin embargo, están de acuerdo en que los evangelios de Tomás y de Felipe se refieran a María Magdalena.
Por último, otra importante referencia al personaje se encuentra en el evangelio de María Magdalena, texto del que se conservan sólo dos fragmentos griegos del siglo III y otro, más extensos, en copto, del siglo V. En el texto, tres apóstoles discuten acerca del testimonio de María Magdalena sobre Jesús. Andrés y Pedro desconfían de su testimonio, y es Leví (el apóstol Mateo) quien defiende a María.

¿Existió alguna leyenda posterior sobre María Magdalena?
Según la tradición ortodoxa, María Magdalena se retiró a Éfeso con la Virgen María y el apóstol San Juan, y murió allí. En 886 sus reliquias fueron trasladadas a Constantinopla, donde se conservan en la actualidad. Gregorio de Tours (De miraculis, I, xxx) corrobora la tradición de que se retiró a Éfeso, y no menciona ninguna relación con Francia.
Más adelante, sin embargo, surgió en el mundo católico una tradición diferente, según la cual María Magdalena (identificada aquí con María de Betania), su hermano Lázaro y Maximino, uno de los setenta y dos apóstoles, así como algunos compañeros, viajaron en barca por el Mar Mediterráneo huyendo de las persecuciones en Tierra Santa y desembarcaron finalmente en el lugar llamado Sainte Marie-de-Mer, cerca de Arlés. Posteriormente, María Magdalena viajó hasta Marsella, desde donde emprendió, supuestamente, la evangelización de Provenza, para después retirarse a una cueva -La Sainte-Baume- en las cercanías de Marsella, donde habría llevado una vida de penitencia durante 30 años. Según esta leyenda, cuando llegó la hora de su muerte fue llevada por los ángeles a Aix-en-Provence, al oratorio de San Maximino, donde recibió el viático. Su cuerpo fue sepultado en un oratorio construido por San Maximino en Villa Lata, conocido desde entonces como St. Maximin.

Dejemos por ahora a la Magdalena y sigamos con otros temas ¿A qué se le llamaba Galilea de los Gentiles?
Muy interesante su pregunta debo decirle Galilea de los gentiles es un apelativo que el profeta Isaías dio a las tierras del norte de Israel unos 700 años antes de Jesús. Expresaba con él que aquella zona, fronteriza con la actual Siria, la que en los orígenes del pueblo perteneció a Zabulón y a Neftalí, hijos del viejo patriarca Jacob, parecían como abandonadas de Dios, entregadas a los “gentiles”, sinónimo de paganos y extranjeros.
Eran tiempos en que los galileos eran hechos prisioneros y deportados. Sufrieron mucho y el futuro parecía cerrado para ellos. Isaías les anunció una luz en medio de su oscuridad. Galilea fue la patria de Jesús de Nazaret y cuando él comenzó a anunciar el Reino de Dios en tierras galileas, después de su bautismo en el Jordán, Mateo recordó esta profecía de Isaías y la incluyó en su evangelio.

En relación con la Palestina en tiempos de Jesús ¿Que me puede contar?

Amigos aquí vamos a entrar a lo que yo llamo historia pura: Desde el año 64 a. C., Palestina, que significa “tierra de filisteos”, formaba parte del imperio romano, y estaba dividida en cuatro provincias, Galilea, Samaria, Judea y Perea. Los romanos hicieron tributario al pueblo judío, respetando sus leyes, costumbres y religión.
La extensión de Palestina era de unos 30 mil km², con la forma de un trapecio cuyas bases miden 40 km en el extremo norte y 140 en el sur, y una altura de unos 250 km.
El mar Mediterráneo lo limita al oeste, y el valle del río Jordán al este. La región es atravesada de norte a sur por un sistema montañoso de escasa elevación.
El río Jordán, discurre paralelo por la vertiente oriental y serpentea a lo largo de su recorrido con una longitud 320 km, dando lugar a la existencia de una fértil llanura que contrasta con el resto del territorio. Jordán significa “el que baja”: pasa de una altura de 520 metros sobre el nivel del mar en su nacimiento hasta los 392 m por debajo al desembocar en en el Mar Muerto.
La característica principal del Jordán es su progresivo aumento de salinidad conforme avanza hacia el mar Muerto que, con un 380‰ de salinidad, es ocho veces más salino que los océanos.
      Cuando nació Jesús reinaba en Palestina el rey Herodes el Grande, que había reconstruido el Templo sobre las ruinas del construido por David y Salomón, y que ejerció su poder con gran crueldad.
Se hablaban varias lenguas, especialmente el hebreo, el arameo y el griego, además del latín. El hebreo era el idioma culto y el arameo, el cotidiano.
Cuando el papa Francisco visitó Tierra Santa en 2014, se produjo un desacuerdo entre el Pontífice y el Primer ministro Netanyahu a este respecto. “Jesús hablaba hebreo”, dijo Netanyahu al Papa durante una reunión pública en Jerusalén. “arameo”, puntualizó el Papa. “Bien, hablaba el arameo, pero conocía el hebreo”, respondió Netanyahu.
      El helenismo impregnaba todo el Mediterráneo y los judíos estaban muy influidos por la cultura griega. No olvidemos que la redacción definitiva de los Evangelios de Marcos, Lucas y Juan se hizo en esta lengua. Existían monedas tanto griegas (la dracma y el talento) como romanas (el denario). El denario, de plata, constituía el salario normal de un día de trabajo y era la moneda que se manejaba habitualmente.

¿Qué me puede decir sobre la ciudad de Galilea en la época de Jesús?

Hoy me están planteando preguntas de altos quilates y eso me gusta mucho comienzo diciendo que: Galilea era la más septentrional de las provincias del reino de Israel, con una zona montañosa, en la que se encontraba Nazaret, y otra llana, en las inmediaciones del lago de Tiberiades. Allí se encontraban también Caná, Naín, Cafarnaún, Betsaida. o el Monte Tabor, testigos de diversos momentos de la vida de Jesús
      Predominaba el latifundio. Las tierras solían ser del rey, de sus familiares, o de los ricos comerciantes. Una parte importante de la población estaba constituida por personas de formación helénica, que hablaban griego, vivían sobre todo del comercio y la in­dustria, y vivían en las grandes ciudades.
En cambio, la población rural era predominantemente judía, hablaba arameo, y vivía en casas de campo, aldeas o pequeñas poblaciones. Los galileos, por el contacto con otros pueblos estaban más abiertos a otras culturas y modos de ser, y por eso eran de un espíritu religioso menos observante y escrupuloso que los judíos de Judea. Posiblemente por eso los letrados (fariseos y escribas) despreciaban a Jesús y sus discípulos.
     La capital de Galilea era Séforis, que curiosamente no aparece citada en los evangelios. En ella se concentraba la mayor parte de la actividad comercial de la zona. Se trataba de una ciudad próspera, con ricas construcciones y un cierto nivel cultural, a la que en tiempos de Jesús se conocía como. “adorno de toda Galilea”.

Sabemos que Jesús nació en Nazaret, en aquel entonces un puñado de casas pobres situadas en unos promontorios de roca. Desde uno de ellas intentarían arrojar a Jesús. Allí vivían unas pocas familias judías, que hablaban en arameo. La mayor parte de sus habitantes se de­dicaban a la agricultura y la ganadería, pero no faltaba algunos artesanos y obreros que se desplazaban a diario a trabajar en las construcciones de la vecina Séforis.

Por otra parte, la parte más llana de Galilea, se situaba alrededor del lago o mar de Tiberiades, también llamado mar de Galilea o lago de Genesaret. De 21 km de largo y 12 de ancho, está situado a 210 m bajo el nivel del mar.
El Monte Tabor, en el que tuvo lugar la transfiguración del Señor, domina la llanura situada al suroeste del lago, desde sus 588 metros de altura. Por dicha llanura, donde comenzó la vida pública de Jesús, pasaban por el camino caravanas de Damasco a la Cesarea del litoral, por eso había en Carfanaúm una guarnición militar. Esto nos da la idea de una zona pluricultural y multi-étnica.

 Samaria estaba situada entre Galilea y Judea. Es una zona montañosa, si bien pocas veces se alcanzan los 800 metros de altura, y las cadenas montañosas del mediodía de la región se conectan con las de Judea sin que haya una clara división física entre ambas.
Según la Biblia los samaritanos eran un grupo etnorreligioso emparentando con los judíos. La versión judía de la historia afirma que descendían de los pobladores extranjeros llegados a Samaria después de de que los asirios deportaran a los auténticos israelitas que vivían allí.
Sin embargo, los samaritanos siempre reivindicaron ser descendientes de los israelitas del Reino de Israel que permanecieron en Samaria tras la deportación.
     Su ciudad sagrada era la actual Nablús, antiguamente llamada Siquem o Sicar, donde, según el Génesis, Jacob erigió un altar a Dios y fue entregada por él como herencia a su hijo predilecto, José.
Los samaritanos profesaban el samaritanismo, una religión abrahámica estrechamente relacionada con el judaísmo y sustentada en la Torásamaritana.
Su culto se centraba en el Monte Guerizin, donde había un templo, hoy derruido, porque de acuerdo con el Pentateuco samaritano ese es el auténtico monte sagrado.
Solamente aceptaban a Moisés como profeta, y no reconocían la tradición oral del Talmud, el libro de los Profetas ni el de los Escritos porque se guiaban exclusivamente por los cinco libros de la Torá.     
El “Memar Marqah” era el texto más importante para los samaritanos, después del Pentateuco, y la fuente teológica más antigua de la tradición samaritana. Formulaba cinco creencias fundamentales: sólo Yahveh es Dios y no hay nadie como Él; Moisés fue el profeta por excelencia elegido por Dios; los samaritanos son los guardianes de la Ley dada por Yahveh a Moisés;
El Monte Guerizim fue el lugar escogido por Él para su santuario; y la venida del Ta’eb, restaurador de todas las cosas, iniciará una época de venganza y recompensa,
     En tiempos bíblicos, los judíos despreciaban a los samaritanos, pues los juzgaban corrompidos por el paganismo. Esta antigua animadversión surgida de la rivalidad histórica y cultural entre samaritanos y judíos es importante para pod er entender con claridad los pasajes evangélicos de la “Parábola del buen samaritano” y el del encuentro con “la mujer samaritana”, que tuvo lugar en Nablus (Sicar), cerca del pozo de Jacob, hoy en el interior de una iglesia ortodoxa. Sicar es la única ciudad samaritana citada en los evangelios.

Fuente: Fernando Pardo de Santayana



 ¿Cómo podemos interpretar el encuentro de Jesús con la Samarita se habla de cinco cosas de las cuales nos hablan poco de que se trata?
Claro que si en forma conjunta vamos a reflexionar sobre un evento que no parece tener nada sobrenatural: el encuentro de Jesús con la mujer samaritana. Aquí les dejo cinco detalles de lo que ocurrió en ese encuentro:
#1. La mujer samaritana es recordada como Santa Fotina Aunque la Escritura no registra el nombre de la samaritana que se encuentra con NSJC en el pozo, ella es recordada en la liturgia de las Iglesias Ortodoxas orientales como Santa Fotina, que significa “luminosa”, y su fiesta se celebra el 20 de marzo. En las lenguas eslavas se la denomina Svetlana (que significa “luz"), y naturalmente, es representada con un cántaro de agua.
Según la leyenda, ella se convirtió al cristianismo y predicó el evangelio en varios lugares, junto a sus hijos José y Víctor, llegando hasta la ciudad africana de Cartago, donde fue apresada por tres años y luego martirizada, durante las persecuciones de Nerón, hacia el año 67.
#2. Los maridos y señores de Samaria Casi puedo imaginar la frustración de NSJC ante esta mujer tan obtusa, que lo llevó a intentar un enfoque distinto. Por eso le dice que traiga a su marido, y cuando ella le responde que no tiene uno, él le replica:
17 «Tienes razón al decir que no tienes marido,18 porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad».
19 la mujer le dijo: «Señor, veo que eres un profeta.
¡Por fin la samaritana percibe que Jesús es más que un hombre común!
Pero ¿por qué llega a decir que es un profeta? Después de todo, perfectamente le podría haber respondido que era un chismoso, por haberse enterado al pasar por la ciudad de los episodios que precisamente la obligaron a ir a buscar agua sola y en la hora más calurosa del día.
Scott Hahn propone que la respuesta se encuentra en la historia de Samaria, y en un juego de palabras. Explica este profesor que Baal es el nombre de un ídolo de los pueblos que rodeaban a Israel, pero también la forma como una concubina se referiría a su amo, al contrario de una mujer desposada en matrimonio legal, que diría “Adon”. Por eso, cuando Jesús le dice a la samaritana que ha tenido cinco maridos, en realidad está hablando de cinco uniones ilegítimas, con hombres que la han tratado como mera concubina y no como esposa. Eso por parte del doble significado de las palabras de Jesús.
En cuanto a la historia, recordamos que las Escrituras reprochan una y otra vez las numerosas infidelidades de los samaritanos a Dios, con los ídolos traídos de otras tierras, y es bien sabido que la idolatría es habitualmente descrita como el adulterio de Israel contra Dios. Así, el segundo libro de los Reyes relata la idolatría de Israel (las 10 tribus que se separaron de Judá) con 5 ídolos (Baales o Señores), en su capítulo 17; y el libro del Profeta Oseas anuncia respecto de Samaria:
2, 18 Aquel día –oráculo del Señor– tú me llamarás: «Mi esposo» y ya no me llamarás: «Mi Baal». 19 Le apartaré de la boca los nombres de los Baales, y nunca más serán mencionados por su nombre.[…]21 Yo te desposaré para siempre, te desposaré en la justicia y el derecho, en el amor y la misericordia; 22 te desposaré en la fidelidad, y tú conocerás al Señor.
En este contexto, podemos comenzar a ver cómo la mujer finalmente se dio cuenta que NSJC era alguien especial, no solo porque le habló de sus 5 maridos, sino porque también lo hizo en referencia a los 5 ídolos a los que Samaria había adorado. Al agregar “y el que ahora tienes (con el que estás ahora, es decir, Jesús mismo) no es tu esposo”, dando a entender que Él mismo era el profeta que habría de cumplir la promesa de salvar a Samaria de sus ídolos.
#3. La mujer creyó que Jesús le prometía agua fresca 10 Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: «Dame de beber», tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva».
11 «Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva? 12 ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?».
Nosotros estamos acostumbrados acerca del “agua viva”, como signo del bautismo, de la presencia del Espíritu Santo y de la renovación espiritual del discípulo. La mujer samaritana, sin embargo, no lo entendió así. Por un artefacto de la traducción, el diálogo parece inconexo, porque NSJC habla de un agua espiritual y la samaritana le pregunta con qué cuenco la iba a sacar.
Para entender el diálogo es necesario saber que la expresión “agua viva” también puede traducirse como “agua fresca”, agua corriente como la de un río o una vertiente, lo contrario del agua estancada de un pozo. Por eso, cuando Jesús le insiste en hablar de un manantial que “brotará hasta la Vida eterna”, la samaritana piensa en la conveniencia de tener una fuente más cerca, y no tener que ir todos los días hasta ese pozo.
#4. No se suponía que ninguno de los dos estuviera ahí La primera reacción de la samaritana es de sorpresa, que el propio San Juan se encarga de explicar:
9 La samaritana le respondió: «¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?». Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos.
Para los judíos de la época, los samaritanos eran una raza híbrida entre israelitas y paganos, tan repugnante que un judío estricto evitaba acercarse a ese país. Jesús, siendo un judío religioso, se suponía que, si quería ir de Judea a Galilea, debía rodear Samaria; ni siquiera debió estar ahí para encontrarse con esta mujer samaritana.
Por otro lado, siempre según las costumbres de la época, las mujeres iban a sacar agua temprano en la mañana o cuando había refrescado la tarde y siempre en grupo. Que la samaritana estuviera en el pozo al mediodía y sola, sugiere que no tenía buena reputación entre las mujeres de su pueblo.
Finalmente, las reglas sociales tampoco permitían que los hombres hablaran con mujeres desconocidas, sobre todo si su marido no estaba presente, ni a las mujeres con hombres que no fueran sus parientes. Más que una leve molestia, la sorpresa de la samaritana ante las palabras de este varón judío debió ser enorme.
#5. El Pozo de Jacob evoca un contexto nupcial El episodio comienza con Jesús en camino a Galilea, y descansando en el pozo de Jacob. La historia de ese pozo la encontramos en el capítulo 29 del Génesis, donde Jacob conoce a su esposa Raquel, cuando ella llega a dar de beber a los animales de su padre Labán en este pozo, y él va de camino a Padán Aram, luego que Isaac le prohíbe casarse con una mujer cananea.
Pero no solo Jacob encontró esposa cerca del agua, la historia de su padre Isaac con Rebeca también comienza alrededor de un pozo. El capítulo 24 del Génesis nos cuenta que Abraham mandó a su servidor a buscar una esposa para su hijo Isaac a su país natal, y es Rebeca la que da de beber al rebaño que el servidor llevaba, que era precisamente la señal que él había pedido a Dios para que le indicase la mujer correcta.
También Moisés conoce a su mujer Sipora en un pozo. En Éxodo 2 leemos que, luego de huir porque se sabía que había matado a un egipcio, Moisés descansó junto al pozo y hasta ese lugar llegaron las hijas de Reuel, sacerdote de Madián, entre ellas Sipora, para dar agua a sus ovejas. Cuando un grupo de pastores las echaron, Moisés salió en su defensa, y en agradecimiento Reuel le dio como esposa a su hija Sipora.
Con estos antecedentes en mente, sería evidente para los lectores antiguos que el encuentro de Jesús y la samariatana junto al pozo nos propone un contexto nupcial. A los cristianos, esto debería recordarnos que Jesús es el novio de la Iglesia, es él quien nos pide un poco de agua, para ofrecernos a cambio el agua de vida eterna. Y para los no cristianos, que, si alguno quiere una novelucha pseudo histórica acerca de un matrimonio de Jesús, la mujer samaritana es mucho mejor candidata que María Magdalena.
Nos encontramos en un encuentro bastante geográfico. ¿Qué me puede contar sobre Judea en los tiempos de Jesús?

Judea era la región meridional del reino de Israel; alta y seca, configurada por montañas que forman un macizo cerrado y accidentado.
Al sur y al este hay grandes zonas desérticas. La capital, Jerusalén, es la ciudad santa de los judíos. Está situada a 750 m. de altura con el Monte de los Olivos a 818. Su importancia era – y sigue siendo – fundamentalmente religiosa, por estar allí, en su capital, Jerusalén, el Templo judío, centro de formación religiosa y sede de la autoridad suprema,
En el Templo fue presentado Jesús por sus padres, según narra San Lucas en su evangelio. La fiesta de la Presentación se celebra en la Iglesia católica el dos de febrero. El mismo día se celebra también la Purificación de la Virgen, llamada también fiesta de las Candelas o de la Virgen de Candelaria. Para la iglesia bizantina es una fiesta solemne muy importante.
     La vida en Judea giraba alrededor de Jerusalén y su Templo. A ello hay que añadir su importancia política, por ser la sede del Sanedrín, cuya competencia se extendía a todos los judíos del mundo. Los motivos anteriores producían un tercer efecto: su importancia económica. La gran afluencia de peregrinos la convertía en centro de grandes negocios, de banqueros, recaudadores de impuestos, mercaderes de esclavos o de ganado. 
En Judea están varios pueblos de importancia en la vida de Jesús. Recordemos en primer lugar Belén “la ciudad de David”, a unos 8 km de Jerusalén, donde tuvo lugar su nacimiento. En Judea tuvo lugar también su bautismo en el río Jordán por San Juan Bautista. En la falda del Monte de los Olivos, se encontraba Betania, donde vivían Marta, María y Lázaro, y algo más alejado Emaús, donde Jesús se apareció a dos discípulos tras su resurrección. Otro lugar relevante fue Jericó, situada en un oasis muy fértil a unos 250 m bajo el nivel del mar. Era conocida como el lugar donde los israelitas retornaron de la esclavitud en Egipto, dirigidos por Josué, sucesor de Moisés. Los sicomoros que aún quedan en Jericó, nos hacen recordar aquel pasaje de la vida de Jesús.

¿Me gustaría saber algunos detalles sobre la ciudad de Perea?

 Perea es el nombre dado por los israelitas a la región al este del Jordán entre el lago Tiberiades y el mar Muerto. El 63 a. C. fue ocupada por a Roma. El 4 a. C. un esclavo de Herodes el Grande, Simón, se apoderó de la región y reclamó el título real de su señor difunto. Pero los romanos dominaron la revuelta, y se la entregaron a Herodes el Grande. En esta situación se encontraba cuando nació Jesús.
     Perea no aparece citada específicamente en el Nuevo Testamento, que sin embargo sí se refiere varias veces a la tierra “del otro lado del Jordán”.
En la época de Jesús, su población era aproximadamente mitad gentil y mitad judía, porque en general los judíos habían sido desalojados de estas regiones durante los tiempos de Judas Macabeo. Perea era la provincia más bella y pintoresca de toda Palestina. Los judíos se referían en general a ella como «las tierras más allá del Jordán».
El nombre Perea se comenzó a usar después del destierro, como denominación de una zona al este del Jordán, de unos 16 km de ancho, que abarcaba principalmente el borde del acantilado, de 1.000 m que mira hacia el Jordán. En alturas intermedias había olivos y vides, los cultivos disminuían hacia el este, pasando por los campos de trigo y luego los pastos secos de las tierras más bajas
      En la época de Cristo los judíos que vivían en Perea consideraban que poseía igualdad de posición con Judea y Galilea. Como limitaba con ambas a través del Jordán, se hacía posible, atravesándola en el sentido de su longitud, seguir una ruta enteramente judía de Galilea a Judea, evitando así pasar por el territorio de los samaritanos.
     En Perea se encontraba el monte Nebo, que parece ser el lugar desde el cual, según la Biblia es desde donde Moisés divisó la Tierra Prometida. Hoy en día existe un monumento dedicado a Moisés. Desde él se divisan Galilea, Jericó y el Mar Muerto. 
 Si bien Perea no aparece citada específicamente en los evangelios canónicos, varios autores creen que la ruta que siguió Jesús desde Galilea a Jerusalén pasaba a través de Perea. Por otra parte, San Juan narra en su evangelio que Jesús regresó a la zona en la que fue bautizado, y dice que «al otro lado del Jordán muchos creyeron en él». Zona que se encuentra en el entorno de Perea. Entre sus ciudades más importante cabe mencionar las de Pella, Gerasa, Bethabara y Filadelfia.

¿Quienes eran los gentiles en la época de Jesús?

El significado bíblico de gentiles se refiere a la persona no judía, pagano o extranjero. En ocasiones esta palabra se refiere a Israel. Aparece en el N.T y en las épocas de paz se acordaba un tratamiento amable a los gentiles bajo la ley del A.T.
Era muy habitual que los hombres de Israel se casaran con mujeres gentiles, en donde destacan ejemplos como : Ruth, Betsabe, Ranah. Aunque esta práctica ya no se veía con buenos ojos después del Exilio. Fue entonces cuando la hostilidad entre los judíos y gentiles comenzó a ser muy elevada, pero en el período del N.T la convivencia era imposible.
Las enseñanzas de Jesús, acabaron uniendo a estos bandos de judíos y gentiles. Además, Jesús limitó su ministerio a los judíos con algunas extrañas excepciones. Se pudo observar que los gentiles se volvieron cada vez más importantes, después de que fuera nombrado Pablo como apóstol a los gentiles.
Aunque en un principio la palabra gentiles se usaba en ambientes estrictamente judíos, luego pasó a usarse en ambientes cristianos, y todos los que practican religiones monoteístas. Significa el contraste entre dos pueblos, su diferenciación general. En términos generales, era una manera de llamar extranjeros.

Podemos encontrar la palabra gentiles en algunos de los siguientes pasajes:
Mateo 6.  "Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos"
Mateo 20. "y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará"
Isaías 9."mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles"


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SI DIOS ME LO PERMITE 
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EL LUNES 28 DE ENERO DEL 2019