Aquí estamos de nuevo con ustedes en nuestro tercer
encuentro de este año 2019. En esta oportunidad seguiremos tratando de
responder a algunas preguntas teológicas sobre la biblia que a menudo nos
planteamos en nuestro silencio personal de meditación, pero no investigamos lo
necesario, ni tan poco preguntamos ya sea a un sacerdote o pastor. Las
preguntas que nos vamos a plantear y analizar son las siguientes:
¿Se habla de
dos Herodes me podría hablar de cada uno de ellos?
¿Qué me
puede decir sobre la fortaleza de Maqueronte?
¿Por qué el nombre María era tan popular en esa época?
¿Cuál
fue la caminata que Jesús realizo desde las orillas del Jordán?
¿A qué se le llamaba Galilea de los Gentiles?
Sobre la Palestina en tiempos de Jesús ¿Que me puede
contar?
¿Cómo era la ciudad de Galilea en la época de Jesús?
¿Y sobra Samaria que me puede decir?
¿Cómo podemos interpretar el encuentro de Jesús con
la Samarita?
¿Qué me puede contar sobre Judea en los tiempos
de Jesús?
¿Me gustaría saber algunos detalles sobre la ciudad de Perea?
¿Quiñes eran los gentiles en la época de Jesús?
¿Quiénes eran los
Prosélitos?
¿Algunos versículos que se refieran a los gentiles?
Video
sobre la vida en tiempos de Jesús, documental
Lo más importante cuando leemos la Biblia es estar
seguros de que hemos comprendido todo el significado de las palabras y sobre
todos de algunos conceptos relacionados con la época.
Por esa razón en esta tercera entrega del año voy a
tratar de compartir con ustedes mis amigos y amigas algunos
comentarios sobre algunas palabras o términos que encontramos en las
Sagradas Escrituras, y que es muy importante conocer para asimilar mejor lo que
el Espíritu Santo no quiere decir o manifestar.
¿En los evangelios
nos hablan de dos Herodes ¿Me podría hablar de cada uno de ellos?
Claro que si
mi estimado alumno: Los evangelios hablan de dos Herodes: Herodes el Grande y
su hijo, Herodes Antipas. El primero, aliado con los romanos, gobernó
tiránicamente el país desde el año 37 antes de Jesús, y a él se atribuyó la
matanza de los inocentes. A su muerte, cuatro años después del nacimiento de
Jesús, el país se dividió entre sus tres hijos.
Herodes
Antipas, el menor de ellos, contemporáneo de Juan Bautista y de Jesús, fue
puesto por Roma como gobernador de Galilea y de la zona de Perea, en la orilla
oriental del Jordán. El título que Roma le dio fue el que daba a los
gobernantes de territorios pequeños: tetrarca. Pero el pueblo le llamó siempre
“rey” Herodes. Aunque estaba casado con una princesa árabe, Herodes Antipas se
hizo amante de Herodías, esposa de su hermano Filipo. Estas relaciones llegaron
a provocar una guerra fratricida.
Los datos
históricos que se tienen de Herodes Antipas lo caracterizan como un
derrochador, cruel con todos los que se le oponían y supersticioso. Colaboraba
estrechamente con los romanos, dueños del país, que lo mantenían en el trono a
cambio de una fuerte suma de dinero.
En nombre de
Roma, Herodes Antipas cobraba los impuestos en el territorio de Galilea y de
Perea. Por las fiestas, cumplía con las normas religiosas judías y se
trasladaba a sus palacios de Jerusalén, para acudir al Templo.
Muy
interesante su pregunta le debo explicar que Maqueronte fue una de las varias
fortalezas que construyó Herodes el Grande para controlar a sus súbditos y
defender su reino de los árabes nabateos que habitaban en las fronteras de su
territorio.
Maqueronte
fue levantada en la orilla oriental del Mar Muerto, en la región de Perea. El
rey la fortificó ampliamente y unos 20 años antes de nacer Jesús la enriqueció
con un magnífico palacio. Su hijo Herodes Antipas celebraba allí grandes
fiestas. En el año 70, la fortaleza fue destruida por el ejército romano. Hoy
sólo se conservan ruinas.
María era un
nombre de mujer muy frecuente en tiempos de Jesús. Magdalena hace referencia a
Magdala, probable lugar de nacimiento de esta mujer.
Los datos que nos ofrecen los evangelios son
escuetos. Lucas nos informa que entre las mujeres que seguían a Jesús y le
asistían con sus bienes estaba María Magdalena, es decir, una mujer
llamada María, que era oriunda de Migdal Nunayah, en griego Tariquea, una
pequeña población junto al lago de Galilea, a 5,5 km al norte de Tiberias.
De ella Jesús había expulsado siete demonios, que
es lo mismo que decir "todos los demonios". La expresión puede
entenderse como una posesión diabólica, pero también como una enfermedad del
cuerpo o del espíritu.
Los evangelios sinópticos la mencionan como la
primera de un grupo de mujeres que contemplaron de lejos la
crucifixión de Jesús y que se quedaron sentadas frente al sepulcro mientras
sepultaban a Jesús.
Señalan que en la madrugada del día después del
sábado María Magdalena y otras mujeres volvieron al sepulcro a ungir el cuerpo
con los aromas que habían comprado; entonces un ángel les comunica que Jesús ha
resucitado y les encarga ir a comunicarlo a los discípulos.
Juan presenta los mismos datos con pequeñas
variantes. María Magdalena está junto a la Virgen María al pie de la cruz.
Después del sábado, cuando todavía era de noche se acerca al sepulcro, ve la
losa quitada y avisa a Pedro, pensando que alguien había robado el cuerpo de
Jesús.
De vuelta al sepulcro se queda llorando y se
encuentra con Jesús resucitado, quien le encarga anunciar a los discípulos su
vuelta al Padre. Esa es su gloria. Por eso, la tradición de la Iglesia la ha
llamado en Oriente "isapóstolos" (igual que un apóstol) y en
Occidente "apostola apostolorum" (apóstol de apóstoles). En Oriente
hay una tradición que dice que fue enterrada en Éfeso y que sus reliquias
fueron llevadas a Constantinopla en el siglo IX.
María Magdalena ha sido identificada a menudo con
otras mujeres que aparecen en los evangelios. A partir de los siglos VI y VII,
en la Iglesia Latina se tendió a identificar a María Magdalena con la
mujer pecadora que, en Galilea, en casa de Simón el fariseo, ungió los
pies de Jesús con sus lágrimas.
Por otra parte, algunos Padres y escritores
eclesiásticos, armonizando los evangelios, habían identificado ya a esta mujer
pecadora con María, la hermana de Lázaro, que, en Betania, unge con un perfume
la cabeza de Jesús. Como consecuencia, debido en buena parte a San Gregorio
Magno, en Occidente se extendió la idea de que las tres mujeres eran la
misma persona.
Sin embargo, los datos evangélicos no sugieren que
haya que identificar a María Magdalena con María, la que le unge a Jesús en
Betania, pues parece que ésta es la hermana de Lázaro. Tampoco permiten deducir
que sea la misma que la pecadora que según Lucas ungió a Jesús, aunque la
identificación es comprensible por el hecho de que San Lucas, inmediatamente
después del relato en que Jesús perdona a esta mujer, señala que le asistían
algunas mujeres, entre ellas María Magdalena, de la que había expulsado siete
demonios.
Además, Jesús alaba el amor de la mujer
pecadora: "Le son perdonados sus muchos pecados, porque ha amado
mucho" (Lc 7,47) y también se descubre un gran amor en el
encuentro de María con Jesús después de la resurrección.
En todo caso, aun cuando se tratara de la misma
mujer, su pasado pecador no es un desdoro. Pedro fue infiel a Jesús y Pablo un
perseguidor de los cristianos. Su grandeza no está en su impecabilidad sino en
su amor.
Por su papel de relieve en el evangelio
fue una figura que recibió especial atención en algunos grupos marginales
de la primitiva Iglesia. Son fundamentalmente sectas gnósticas, cuyos escritos
recogen revelaciones secretas de Jesús después de la resurrección y recurren a
la figura de María para trasmitir sus ideas.
Son relatos que no tienen fundamento histórico (a
mi parecer, todavía los teólogos de la Universidad de Navarra, no se
dan cuenta que todo el evangelio carecen de fundamento histórico, empezando de
quienes lo escribieron). Padres de la Iglesia, escritores eclesiásticos y otras
obras destacan el papel de María como discípula del Señor y proclamadora del
Evangelio.
A partir del siglo X surgieron narraciones
ficticias que ensalzaban su persona y que se difundieron sobre todo por Francia.
Allí nace la leyenda que no tiene ningún fundamento histórico (nos preguntamos qué
fundamento histórico buscan, para encontrar la verdad) de que la Magdalena,
Lázaro y algunos más, cuando se inició la persecución contra los cristianos,
fueron de Jerusalén a Marsella y evangelizaron la Provenza. Conforme a esta
leyenda, María murió en Aix-en- Provence o Saint Maximin y sus reliquias fueron
llevadas a Vézelay.
¿Qué se dice de María Magdalena en los evangelios apócrifos?
A la mañana del domingo, María la de Magdala, discípula del Señor -atemorizada a causa de los judíos, pues estaban rabiosos de ira, no había hecho en el sepulcro del Señor lo que solían hacer las mujeres por sus muertos queridos-, tomó a sus amigas consigo y vino al sepulcro en que había sido depositado.
En al menos dos de los textos gnósticos coptos
encontrados en Nag Hammadi, el evangelio de Tomás y el evangelio de Felipe,
María Magdalena aparece mencionada como discípula cercana de Jesús, en una relación
tan cercana como la de los apóstoles.
En el evangelio de Tomás hay dos menciones de
Mariham, que, según los estudiosos, hacen referencia a María Magdalena. La
segunda mención forma parte de un pasaje enigmático que ha sido objeto de muy
variadas interpretaciones:
Simón Pedro les dijo: «¡Que se aleje Mariham de
nosotros!, pues las mujeres no son dignas de la vida». Dijo Jesús: «Mira, yo me
encargaré de hacerla macho, de manera que también ella se convierta en un
espíritu viviente, idéntico a vosotros los hombres: pues toda mujer que se haga
varón, entrará en el reino del cielo»
En el evangelio de Felipe es considerada la
compañera de Jesús:
Tres (eran las que) caminaban continuamente con el
Señor: su madre María, la hermana de ésta y Magdalena, a quien se designa como
su compañera. María es, en efecto, su hermana, su madre y su compañera.
No todos los estudiosos, sin embargo, están de
acuerdo en que los evangelios de Tomás y de Felipe se refieran a María
Magdalena.
Por último, otra importante referencia al personaje
se encuentra en el evangelio de María Magdalena, texto del
que se conservan sólo dos fragmentos griegos del siglo III y otro, más
extensos, en copto, del siglo V. En el texto, tres apóstoles discuten acerca
del testimonio de María Magdalena sobre Jesús. Andrés y Pedro desconfían de su
testimonio, y es Leví (el apóstol Mateo) quien defiende a María.
¿Existió alguna
leyenda posterior sobre María Magdalena?
Según la tradición ortodoxa, María Magdalena se
retiró a Éfeso con la Virgen María y el apóstol San Juan, y murió allí. En 886
sus reliquias fueron trasladadas a Constantinopla, donde se conservan en la
actualidad. Gregorio de Tours (De miraculis, I, xxx) corrobora la tradición de
que se retiró a Éfeso, y no menciona ninguna relación con Francia.
Más adelante, sin embargo, surgió en el mundo
católico una tradición diferente, según la cual María Magdalena (identificada
aquí con María de Betania), su hermano Lázaro y Maximino, uno de los setenta y
dos apóstoles, así como algunos compañeros, viajaron en barca por el Mar
Mediterráneo huyendo de las persecuciones en Tierra Santa y
desembarcaron finalmente en el lugar llamado Sainte Marie-de-Mer, cerca de
Arlés. Posteriormente, María Magdalena viajó hasta Marsella, desde donde
emprendió, supuestamente, la evangelización de Provenza, para después retirarse
a una cueva -La Sainte-Baume- en las cercanías de Marsella, donde habría
llevado una vida de penitencia durante 30 años. Según esta leyenda, cuando
llegó la hora de su muerte fue llevada por los ángeles a
Aix-en-Provence, al oratorio de San Maximino, donde recibió el viático. Su
cuerpo fue sepultado en un oratorio construido por San Maximino en Villa Lata,
conocido desde entonces como St. Maximin.
Dejemos por ahora a la Magdalena y sigamos con otros temas ¿A qué se le llamaba Galilea de los Gentiles?
Muy
interesante su pregunta debo decirle Galilea de los gentiles es un apelativo
que el profeta Isaías dio a las tierras del norte de Israel unos 700 años antes
de Jesús. Expresaba con él que aquella zona, fronteriza con la actual Siria, la
que en los orígenes del pueblo perteneció a Zabulón y a Neftalí, hijos del
viejo patriarca Jacob, parecían como abandonadas de Dios, entregadas a los
“gentiles”, sinónimo de paganos y extranjeros.
Eran tiempos
en que los galileos eran hechos prisioneros y deportados. Sufrieron mucho y el
futuro parecía cerrado para ellos. Isaías les anunció una luz en medio de su
oscuridad. Galilea fue la patria de Jesús de Nazaret y cuando él comenzó a
anunciar el Reino de Dios en tierras galileas, después de su bautismo en el
Jordán, Mateo recordó esta profecía de Isaías y la incluyó en su evangelio.
En relación con la Palestina en
tiempos de Jesús ¿Que me puede contar?
Amigos aquí
vamos a entrar a lo que yo llamo historia pura: Desde el año 64 a. C.,
Palestina, que significa “tierra de filisteos”, formaba parte del imperio
romano, y estaba dividida en cuatro provincias, Galilea, Samaria, Judea y
Perea. Los romanos hicieron tributario al pueblo judío, respetando sus leyes,
costumbres y religión.
La
extensión de Palestina era de unos 30 mil km², con la forma de un trapecio
cuyas bases miden 40 km en el extremo norte y 140 en el sur, y una altura de
unos 250 km.
El mar
Mediterráneo lo limita al oeste, y el valle del río Jordán al este. La región
es atravesada de norte a sur por un sistema montañoso de escasa elevación.
El río
Jordán, discurre paralelo por la vertiente oriental y serpentea a lo largo de
su recorrido con una longitud 320 km, dando lugar a la existencia de una fértil
llanura que contrasta con el resto del territorio. Jordán significa “el que
baja”: pasa de una altura de 520 metros sobre el nivel del mar en su nacimiento
hasta los 392 m por debajo al desembocar en en el Mar Muerto.
La
característica principal del Jordán es su progresivo aumento de salinidad
conforme avanza hacia el mar Muerto que, con un 380‰ de salinidad, es ocho
veces más salino que los océanos.
Cuando nació Jesús reinaba en Palestina el rey Herodes el Grande,
que había reconstruido el Templo sobre las ruinas del construido por David y
Salomón, y que ejerció su poder con gran crueldad.
Se hablaban
varias lenguas, especialmente el hebreo, el arameo y el griego, además del
latín. El hebreo era el idioma culto y el arameo, el cotidiano.
Cuando el
papa Francisco visitó Tierra Santa en 2014, se produjo un desacuerdo entre el
Pontífice y el Primer ministro Netanyahu a este respecto. “Jesús hablaba
hebreo”, dijo Netanyahu al Papa durante una reunión pública en Jerusalén.
“arameo”, puntualizó el Papa. “Bien, hablaba el arameo, pero conocía el
hebreo”, respondió Netanyahu.
El helenismo impregnaba todo el Mediterráneo y los judíos estaban
muy influidos por la cultura griega. No olvidemos que la redacción definitiva
de los Evangelios de Marcos, Lucas y Juan se hizo en esta lengua. Existían
monedas tanto griegas (la dracma y el talento) como romanas (el denario). El
denario, de plata, constituía el salario normal de un día de trabajo y era la
moneda que se manejaba habitualmente.
¿Qué me puede decir sobre la ciudad de Galilea en la
época de Jesús?
Hoy me están planteando preguntas de altos quilates y eso me gusta mucho comienzo diciendo que: Galilea era la más septentrional de las provincias del reino de Israel, con una zona montañosa, en la que se encontraba Nazaret, y otra llana, en las inmediaciones del lago de Tiberiades. Allí se encontraban también Caná, Naín, Cafarnaún, Betsaida. o el Monte Tabor, testigos de diversos momentos de la vida de Jesús
Predominaba el latifundio. Las tierras
solían ser del rey, de sus familiares, o de los ricos comerciantes. Una parte
importante de la población estaba constituida por personas de formación
helénica, que hablaban griego, vivían sobre todo del comercio y la industria,
y vivían en las grandes ciudades.
En cambio,
la población rural era predominantemente judía, hablaba arameo, y vivía en
casas de campo, aldeas o pequeñas poblaciones. Los galileos, por el contacto
con otros pueblos estaban más abiertos a otras culturas y modos de ser, y por
eso eran de un espíritu religioso menos observante y escrupuloso que los judíos
de Judea. Posiblemente por eso los letrados (fariseos y escribas) despreciaban
a Jesús y sus discípulos.
La capital de Galilea era Séforis, que curiosamente no aparece citada en los
evangelios. En ella se concentraba la mayor parte de la actividad comercial de
la zona. Se trataba de una ciudad próspera, con ricas construcciones y un
cierto nivel cultural, a la que en tiempos de Jesús se conocía como. “adorno de
toda Galilea”.
Sabemos que
Jesús nació en Nazaret, en aquel entonces un puñado de casas pobres situadas en
unos promontorios de roca. Desde uno de ellas intentarían arrojar a Jesús. Allí
vivían unas pocas familias judías, que hablaban en arameo. La mayor parte de
sus habitantes se dedicaban a la agricultura y la ganadería, pero no faltaba
algunos artesanos y obreros que se desplazaban a diario a trabajar en las
construcciones de la vecina Séforis.
Por otra parte,
la parte más llana de Galilea, se situaba alrededor del lago
o mar de Tiberiades, también llamado
mar de Galilea o lago de Genesaret. De 21 km de largo y 12 de ancho, está
situado a 210 m bajo el nivel del mar.
El Monte
Tabor, en el que tuvo lugar la transfiguración del
Señor, domina la llanura situada al suroeste del lago, desde sus 588 metros de
altura. Por dicha llanura, donde comenzó la vida pública de Jesús, pasaban por
el camino caravanas de Damasco a
la Cesarea del litoral, por eso había en Carfanaúm una guarnición militar. Esto
nos da la idea de una zona pluricultural y multi-étnica.
Samaria
estaba situada entre Galilea y Judea. Es una zona montañosa, si bien pocas
veces se alcanzan los 800 metros de altura, y las cadenas montañosas del
mediodía de la región se conectan con las de Judea sin que haya una clara
división física entre ambas.
Según la
Biblia los samaritanos eran
un grupo etnorreligioso emparentando con los judíos. La versión judía de la
historia afirma que descendían de los pobladores extranjeros llegados a Samaria
después de de que los asirios deportaran
a los auténticos israelitas que vivían allí.
Sin
embargo, los samaritanos siempre reivindicaron ser descendientes de los
israelitas del Reino
de Israel que permanecieron en Samaria tras la
deportación.
Su ciudad sagrada era la actual Nablús, antiguamente llamada Siquem o Sicar,
donde, según el Génesis, Jacob erigió un altar a Dios y fue entregada por él
como herencia a su hijo predilecto, José.
Los
samaritanos profesaban el samaritanismo, una religión
abrahámica estrechamente relacionada con el judaísmo y sustentada en la Torásamaritana.
Su culto se
centraba en el Monte Guerizin, donde había un templo, hoy derruido, porque de
acuerdo con el Pentateuco samaritano ese es el auténtico monte sagrado.
Solamente
aceptaban a Moisés como
profeta, y no reconocían la tradición oral del Talmud, el libro de los Profetas
ni el de los Escritos porque se guiaban exclusivamente por los cinco libros de
la Torá.
El “Memar
Marqah” era el texto más importante para los samaritanos, después del Pentateuco,
y la fuente teológica más antigua de la tradición samaritana. Formulaba cinco
creencias fundamentales: sólo Yahveh es Dios y no hay nadie
como Él; Moisés fue el profeta por excelencia elegido por Dios; los samaritanos
son los guardianes de la Ley dada por Yahveh a Moisés;
El Monte
Guerizim fue el lugar escogido por Él para su santuario; y la venida del Ta’eb,
restaurador de todas las cosas, iniciará una época de venganza y recompensa,
En
tiempos bíblicos, los judíos despreciaban a los samaritanos, pues los juzgaban
corrompidos por el paganismo. Esta antigua animadversión surgida de la
rivalidad histórica y cultural entre samaritanos y judíos es importante para
pod er entender con claridad los pasajes evangélicos de la “Parábola del buen samaritano” y el
del encuentro con “la
mujer samaritana”, que tuvo lugar en Nablus (Sicar),
cerca del pozo de Jacob, hoy en el interior de una iglesia ortodoxa. Sicar es
la única ciudad samaritana citada en los evangelios.
Fuente: Fernando Pardo de Santayana
Claro que si en forma conjunta vamos a reflexionar sobre un evento que
no parece tener nada sobrenatural: el encuentro de Jesús con la mujer
samaritana. Aquí les dejo cinco detalles de lo que ocurrió en ese encuentro:
#1. La mujer samaritana es recordada como Santa Fotina Aunque la Escritura
no registra el nombre de la samaritana que se encuentra con NSJC en el pozo,
ella es recordada en la liturgia de las Iglesias Ortodoxas orientales como
Santa Fotina, que significa “luminosa”, y su fiesta se celebra el 20 de marzo.
En las lenguas eslavas se la denomina Svetlana (que significa
“luz"), y naturalmente, es representada con un cántaro de agua.
Según la leyenda, ella se convirtió al cristianismo y predicó el
evangelio en varios lugares, junto a sus hijos José y Víctor, llegando hasta la
ciudad africana de Cartago, donde fue apresada por tres años y luego
martirizada, durante las persecuciones de Nerón, hacia el año 67.
#2. Los maridos y señores de Samaria Casi puedo imaginar la frustración de
NSJC ante esta mujer tan obtusa, que lo llevó a intentar un enfoque distinto.
Por eso le dice que traiga a su marido, y cuando ella le responde que no tiene
uno, él le replica:
17 «Tienes razón al decir que no
tienes marido,18 porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido;
en eso has dicho la verdad».
19 la mujer le dijo: «Señor, veo que eres un profeta.
¡Por fin la samaritana percibe que Jesús es más que un hombre común!
Pero ¿por qué llega a decir que es un profeta? Después de
todo, perfectamente le podría haber respondido que era un chismoso, por haberse
enterado al pasar por la ciudad de los episodios que precisamente la obligaron
a ir a buscar agua sola y en la hora más calurosa del día.
Scott Hahn propone que la respuesta se encuentra en la historia de
Samaria, y en un juego de palabras. Explica este profesor que Baal
es el nombre de un ídolo de los pueblos que rodeaban a Israel, pero también la
forma como una concubina se referiría a su amo, al contrario de una mujer
desposada en matrimonio legal, que diría “Adon”. Por eso, cuando Jesús le dice
a la samaritana que ha tenido cinco maridos, en realidad está hablando de cinco
uniones ilegítimas, con hombres que la han tratado como mera concubina y no
como esposa. Eso por parte del doble significado de las palabras de Jesús.
En cuanto a la historia, recordamos que las Escrituras reprochan una y
otra vez las numerosas infidelidades de los samaritanos a Dios, con los ídolos
traídos de otras tierras, y es bien sabido que la idolatría es habitualmente
descrita como el adulterio de Israel contra Dios. Así, el segundo libro de los
Reyes relata la idolatría de Israel (las 10 tribus que se separaron de Judá)
con 5 ídolos (Baales o Señores), en su capítulo 17; y el libro del Profeta
Oseas anuncia respecto de Samaria:
2, 18 Aquel día –oráculo del Señor– tú me llamarás: «Mi esposo» y ya no
me llamarás: «Mi Baal». 19 Le apartaré de la boca los nombres de los Baales, y
nunca más serán mencionados por su nombre.[…]21 Yo te desposaré para siempre,
te desposaré en la justicia y el derecho, en el amor y la misericordia; 22 te
desposaré en la fidelidad, y tú conocerás al Señor.
En este contexto, podemos comenzar a ver cómo la mujer finalmente se dio
cuenta que NSJC era alguien especial, no solo porque le habló de sus 5 maridos,
sino porque también lo hizo en referencia a los 5 ídolos a los que Samaria
había adorado. Al agregar “y el que ahora tienes (con el que estás ahora, es
decir, Jesús mismo) no es tu esposo”, dando a entender que Él mismo era el
profeta que habría de cumplir la promesa de salvar a Samaria de sus ídolos.
#3. La mujer creyó que Jesús le prometía agua fresca 10 Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que
te dice: «Dame de beber», tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado
agua viva».
11 «Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es
profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva? 12 ¿Eres acaso más grande que nuestro
padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos
y sus animales?».
Nosotros estamos acostumbrados acerca del “agua viva”, como signo del
bautismo, de la presencia del Espíritu Santo y de la renovación espiritual del
discípulo. La mujer samaritana, sin embargo, no lo entendió así. Por un
artefacto de la traducción, el diálogo parece inconexo, porque NSJC habla de un
agua espiritual y la samaritana le pregunta con qué cuenco la iba a sacar.
Para entender el diálogo es necesario saber que la expresión
“agua viva” también puede traducirse como “agua fresca”, agua corriente
como la de un río o una vertiente, lo contrario del agua estancada de un pozo.
Por eso, cuando Jesús le insiste en hablar de un manantial que “brotará hasta
la Vida eterna”, la samaritana piensa en la conveniencia de tener una fuente
más cerca, y no tener que ir todos los días hasta ese pozo.
#4. No se suponía que ninguno de los dos estuviera ahí La primera reacción
de la samaritana es de sorpresa, que el propio San Juan se encarga de explicar:
9 La samaritana le respondió: «¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de
beber a mí, que soy samaritana?». Los judíos, en efecto, no se trataban con los
samaritanos.
Para los judíos de la época, los samaritanos eran una raza híbrida entre
israelitas y paganos, tan repugnante que un judío estricto evitaba acercarse a
ese país. Jesús, siendo un judío religioso, se suponía que, si quería
ir de Judea a Galilea, debía rodear Samaria; ni siquiera debió estar ahí
para encontrarse con esta mujer samaritana.
Por otro lado, siempre según las costumbres de la época, las mujeres
iban a sacar agua temprano en la mañana o cuando había refrescado la tarde y
siempre en grupo. Que la samaritana estuviera en el pozo al mediodía y sola,
sugiere que no tenía buena reputación entre las mujeres de su pueblo.
Finalmente, las reglas sociales tampoco permitían que los hombres
hablaran con mujeres desconocidas, sobre todo si su marido no estaba presente,
ni a las mujeres con hombres que no fueran sus parientes. Más que una
leve molestia, la sorpresa de la samaritana ante las palabras de este varón
judío debió ser enorme.
#5. El Pozo de Jacob evoca un contexto nupcial El episodio
comienza con Jesús en camino a Galilea, y descansando en el pozo de Jacob. La
historia de ese pozo la encontramos en el capítulo
29 del Génesis, donde Jacob conoce a su esposa Raquel,
cuando ella llega a dar de beber a los animales de su padre Labán en este pozo,
y él va de camino a Padán Aram, luego que Isaac le prohíbe casarse con una
mujer cananea.
Pero no solo Jacob encontró esposa cerca del agua, la historia
de su padre Isaac con Rebeca también comienza alrededor de un pozo. El
capítulo 24 del Génesis nos cuenta que Abraham mandó a su servidor a buscar una
esposa para su hijo Isaac a su país natal, y es Rebeca la que da de beber al
rebaño que el servidor llevaba, que era precisamente la señal que él había
pedido a Dios para que le indicase la mujer correcta.
También Moisés conoce a su mujer Sipora en un pozo. En Éxodo 2 leemos
que, luego de huir porque se sabía que había matado a un egipcio, Moisés
descansó junto al pozo y hasta ese lugar llegaron las hijas de Reuel, sacerdote
de Madián, entre ellas Sipora, para dar agua a sus ovejas. Cuando un grupo de
pastores las echaron, Moisés salió en su defensa, y en agradecimiento Reuel le
dio como esposa a su hija Sipora.
Con estos antecedentes en mente, sería evidente para los lectores
antiguos que el encuentro de Jesús y la samariatana junto al pozo nos
propone un contexto nupcial. A los cristianos, esto debería recordarnos que
Jesús es el novio de la Iglesia, es él quien nos pide un poco de agua, para
ofrecernos a cambio el agua de vida eterna. Y para los no cristianos, que, si
alguno quiere una novelucha pseudo histórica acerca de un matrimonio de Jesús,
la mujer samaritana es mucho mejor candidata que María Magdalena.
Nos encontramos
en un encuentro bastante geográfico. ¿Qué me puede contar sobre Judea en los
tiempos de Jesús?
Judea
era la región meridional del reino de Israel; alta y seca, configurada por
montañas que forman un macizo cerrado y accidentado.
Al
sur y al este hay grandes zonas desérticas. La capital, Jerusalén, es la ciudad
santa de los judíos. Está situada a 750 m. de altura con el Monte de los Olivos a 818. Su importancia era – y sigue siendo –
fundamentalmente religiosa, por estar allí, en su capital, Jerusalén, el Templo
judío, centro de formación religiosa y sede de la autoridad suprema,
En
el Templo fue presentado Jesús por sus padres, según narra San Lucas en su
evangelio. La fiesta de la Presentación se celebra en la Iglesia católica el
dos de febrero. El mismo día se celebra también la Purificación de la Virgen,
llamada también fiesta de las Candelas o de la Virgen de Candelaria. Para la
iglesia bizantina es una fiesta solemne muy importante.
La vida en Judea giraba alrededor de Jerusalén y su Templo. A ello hay que
añadir su importancia política, por ser la sede del Sanedrín, cuya competencia
se extendía a todos los judíos del mundo. Los motivos anteriores producían un tercer
efecto: su importancia económica. La gran afluencia de peregrinos la convertía
en centro de grandes negocios, de banqueros, recaudadores de impuestos,
mercaderes de esclavos o de ganado.
En Judea están varios pueblos de importancia en la vida de Jesús.
Recordemos en primer lugar Belén “la ciudad de David”, a unos 8 km de
Jerusalén, donde tuvo lugar su nacimiento. En Judea tuvo lugar también su
bautismo en el río Jordán por San Juan Bautista. En la falda del Monte de los
Olivos, se encontraba Betania, donde vivían Marta, María y Lázaro, y algo más
alejado Emaús, donde Jesús se apareció a dos discípulos tras su resurrección.
Otro lugar relevante fue Jericó, situada en un oasis muy fértil a unos 250 m bajo el
nivel del mar. Era conocida como el lugar donde los israelitas retornaron de la esclavitud en Egipto, dirigidos por Josué, sucesor de Moisés. Los sicomoros que aún quedan en Jericó, nos hacen recordar
aquel pasaje de la vida de Jesús.
¿Me gustaría saber algunos detalles sobre la ciudad
de Perea?
Perea
es el nombre dado por los israelitas a la región al este del Jordán entre el
lago Tiberiades y el mar Muerto. El 63 a. C. fue ocupada por a Roma.
El 4 a. C. un esclavo de Herodes el Grande, Simón,
se apoderó de la región y reclamó el título real de su señor difunto. Pero los
romanos dominaron la revuelta, y se la entregaron a Herodes el Grande. En esta
situación se encontraba cuando nació Jesús.
Perea no aparece citada específicamente en el Nuevo Testamento, que sin embargo
sí se refiere varias veces a la tierra “del otro lado del Jordán”.
En
la época de Jesús, su población era aproximadamente mitad gentil y mitad judía,
porque en general los judíos habían sido desalojados de estas regiones durante
los tiempos de Judas Macabeo. Perea era la provincia más bella y pintoresca de
toda Palestina. Los judíos se referían en general a ella como «las tierras más
allá del Jordán».
El
nombre Perea se comenzó a usar después del destierro, como denominación de una
zona al este del Jordán, de unos 16 km de ancho, que abarcaba principalmente el
borde del acantilado, de 1.000 m que mira hacia el Jordán. En alturas intermedias
había olivos y vides, los cultivos disminuían hacia el este, pasando por los
campos de trigo y luego los pastos secos de las tierras más bajas
En la época de Cristo los judíos que vivían en Perea
consideraban que poseía igualdad de posición con Judea y Galilea. Como limitaba
con ambas a través del Jordán, se hacía posible, atravesándola en el sentido de
su longitud, seguir una ruta enteramente judía de Galilea a Judea, evitando así
pasar por el territorio de los samaritanos.
En Perea se encontraba el monte Nebo, que parece ser el lugar desde el cual,
según la Biblia es desde donde Moisés divisó la Tierra Prometida. Hoy en día
existe un monumento dedicado a Moisés. Desde él se divisan Galilea, Jericó y el
Mar Muerto.
Si bien Perea no aparece citada específicamente en los
evangelios canónicos, varios autores creen que la ruta que siguió Jesús desde
Galilea a Jerusalén pasaba a través de Perea. Por otra parte, San Juan narra en
su evangelio que Jesús regresó a la zona en la que fue bautizado, y dice que
«al otro lado del Jordán muchos creyeron en él». Zona que se encuentra en el
entorno de Perea. Entre sus ciudades más importante cabe mencionar las de
Pella, Gerasa, Bethabara y Filadelfia.
¿Quienes eran los gentiles en la época de Jesús?
El significado
bíblico de gentiles se refiere a
la persona no judía, pagano o extranjero. En ocasiones esta palabra se refiere
a Israel. Aparece en el N.T y en las épocas de paz se acordaba un tratamiento
amable a los gentiles bajo la ley del A.T.
Era muy habitual que los hombres de Israel se casaran con
mujeres gentiles, en donde destacan ejemplos como : Ruth,
Betsabe, Ranah. Aunque esta práctica ya no se veía con buenos ojos después del
Exilio. Fue entonces cuando la hostilidad entre los judíos y gentiles comenzó a
ser muy elevada, pero en el período del N.T la convivencia era imposible.
Las enseñanzas de Jesús, acabaron
uniendo a estos bandos de judíos y gentiles. Además, Jesús limitó su ministerio a los judíos con
algunas extrañas excepciones. Se pudo observar que los gentiles se volvieron
cada vez más importantes, después de que fuera nombrado Pablo como apóstol a
los gentiles.
Aunque en un principio la palabra
gentiles se usaba en ambientes estrictamente judíos, luego pasó a usarse en
ambientes cristianos, y todos los que practican religiones monoteístas.
Significa el contraste entre dos pueblos, su diferenciación general. En
términos generales, era una manera de llamar extranjeros.
Mateo
6. "Y orando, no uséis vanas
repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería
serán oídos"
Mateo
20. "y le entregarán a los gentiles para
que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día
resucitará"
Isaías
9."mas no habrá siempre oscuridad
para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el
tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la
tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel
lado del Jordán, en Galilea de los gentiles"
ESTO
ES TODO POR AHORA
SI
DIOS ME LO PERMITE
NOS
VOLVEMOS A VER
EL
LUNES 28 DE ENERO DEL 2019
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