En esta
oportunidad seguiremos tratando de responder a diez preguntas sobre la biblia
que a menudo nos planteamos en nuestro silencio personal de meditación, pero no
investigamos lo necesario, ni tan poco preguntamos ya sea a un sacerdote o
pastor.
Las 10
preguntas que nos vamos a plantear y analizar en esta semana son las
siguientes:
1. ¿Que nos quiso
decir Jesús en la parábola del pastor y la oveja perdida?
2. ¿Cuál es el rol del pastor en esta
parábola?
3. ¿Por qué razón en esa parábola Jesús
compara al pastor con Dios?
4. ¿Qué me puede contar sobre el monte de las Bienaventuranzas?
5. Qué nos quiso decir Jesús en la parábola de las bienaventuranzas?
5. Qué nos quiso decir Jesús en la parábola de las bienaventuranzas?
6. ¿Cuál es el
verdadero significado de la proclamación de las Bienaventuranzas?
7. ¿Qué
significado tiene la pobreza en la Biblia?
8. ¿Cuál era la
cultura del Mediterráneo?
9. ¿Se podría
decir que Jesús justifico el robo del trigo?
10. Qué relación tuvo Jesús con María Magdalena?
Lo más importante mis apreciados amigos y amigas
cuando leemos la Biblia es estar seguros de que hemos comprendido todo el
significado de las palabras y sobre todos de algunos conceptos relacionados con
la época y con el pueblo judío.
Por esa razón en esta octava entrega del año voy a
tratar de compartir con ustedes algunos comentarios sobre algunas palabras
o términos que encontramos en las Sagradas Escrituras, y que es muy
importante conocer para asimilar mejor lo que el Espíritu Santo no
quiere decir o manifestar sobre la Palabra de Dios.
DESARROLLO DE LAS PREGUNTAS y RESPUESTAS BÍBLICAS DE ESTA octava EDICIÓN:
1. ¿Que nos quiso
decir Jesús en la parábola del pastor y la oveja perdida?
En la
parábola del pastor y la oveja perdida Jesús quiso explicar cómo es Dios.
Resultó sorprendente que Jesús comparara los sentimientos y la actitud de Dios
con los de un pastor. Junto con los publicanos y otros oficios despreciables
(usureros, cambistas), los pastores habían llegado a ser en tiempos de Jesús
gente de muy mala fama, contados sin discusión entre los “pecadores”.
2. ¿Cual es el rol del pastor en esta parábola?
El pastor de
la historia de Jesús tiene cien ovejas. Para lo acostumbrado en aquel tiempo,
resultaba un rebaño de mediana importancia. Entre los beduinos, los rebaños
tenían ordinariamente entre 20 y 200 animales, tratándose de ovejas o cabras.
Un rebaño de
cien ovejas era cuidado exclusivo de un solo pastor que, por su baja posición
económica, no podía permitirse contratar ningún asalariado para ayudarle. En
Palestina, los pastores tenían la costumbre de contar su rebaño al atardecer,
antes de guardarlo en el redil, para tener laseguridad de no haber perdido ningún animal.
3. ¿Por qué razón en esa parábola Jesús compara al pastor con Dios?
3. ¿Por qué razón en esa parábola Jesús compara al pastor con Dios?
En la
parábola de la oveja perdida, Jesús comparó a Dios con un pastor. Y en otra
ocasión se comparó a sí mismo con un buen pastor. Estas comparaciones tienen
varios antecedentes en el Antiguo Testamento. El texto del profeta Ezequiel
(34, 1-31), en el que se anunciaban los tiempos mesiánicos, es la fuente más
directa en la que Jesús se inspiró para su comparación. Y tanto impresionó a
los discípulos esta imagen, que el pastor con la oveja perdida sobre sus
hombros fue, con el pez y los panes, el símbolo más frecuentemente usado en el
arte de los primeros cristianos. Se halla la imagen del buen pastor en
esculturas, sepulcros, altares y en las paredes de las catacumbas romanas donde
los cristianos perseguidos se reunían para orar y celebrar su fe.
4. ¿Qué me puede contar sobre el monte de las Bienaventuranzas?
4. ¿Qué me puede contar sobre el monte de las Bienaventuranzas?
El Monte de
las Bienaventuranzas* o Colina de las Siete Fuentes está situado a unos tres
kilómetros de Cafarnaum. Es de poca altura, unos 100 metros, y desde allí se
contempla una vista muy hermosa del lago de Galilea. En su cima se construyó
una iglesia de forma octogonal, en recuerdo de las ocho bienaventuranzas que
menciona el evangelio de Mateo.
5. ¿Qué nos quiere decir Jesucristo en el
texto de las Bienaventuranzas?
El texto de
las bienaventuranzas, uno de los más conocidos del evangelio, condensa como
ninguno lo esencial de la predicación y la actividad de Jesús. Resume el
anuncio liberador que Jesús hizo a los pobres. Las bienaventuranzas no son una
colección de normas de conducta: “se debe” ser pobre, “se debe” ser
misericordioso. Son una buena noticia (“evangelio” quiere decir “buena
noticia”) que tiene por destinatarios a los pobres, a los que siempre pierden.
Tampoco son las bienaventuranzas una fórmula de consuelo para el más allá, como
si el Reino de Dios que Jesús anunció fuera equivalente al “reino de los cielos”
en la otra vida. Si Jesús llamó dichosos a los pobres, si les dijo que se
alegraran, fue porque iban a dejar de serlo, porque para ellos llegaba la
justicia aquí en la tierra.
Aunque el
evangelio de Mateo recoge ocho bienaventuranzas y Lucas sólo cuatro con sus
correspondientes “malaventuranzas” contra los ricos, en ambos textos Jesús
habló de una sola realidad: los pobres. “Felices los pobres”: en esta
bienaventuranza se resumen todas. Jesús llamó feliz al pobre anunciando que
Dios se ponía de su parte e iba a dejar de serlo. No lo llamó feliz por
portarse bien, sino porque era pobre. Dijo que Dios no prefiere al pobre porque
sea bueno, sino porque es pobre.
Por otra parte, se ha especulado mucho sobre quiénes son los pobres a los que se refirió Jesús en las bienaventuranzas. El texto de Lucas habla de “pobres” y el de Mateo de “pobres de espíritu”. La tradición de Lucas es la más primitiva. Los pobres a los que se dirigió Jesús son los que realmente no tienen nada, los que tienen hambre. El “espíritu” que más tarde añadió Mateo recoge las fórmulas empleadas por los profetas del Antiguo Testamento, que hablaron del “espíritu humilde” de los “anawim” (pobres).
La palabra
“anawim” es sinónimo de desgraciados, indefensos, desesperanzados, hombres y
mujeres que saben que están en manos de Dios porque son rechazados por los
poderosos.
Lucas acentúa el aspecto de opresión exterior. Mateo, el aspecto de la necesidad interior que padecen los que sufren esa opresión exterior. Mateo y Lucas escribieron para públicos distintos.
Lucas acentúa el aspecto de opresión exterior. Mateo, el aspecto de la necesidad interior que padecen los que sufren esa opresión exterior. Mateo y Lucas escribieron para públicos distintos.
Las
comunidades para las que escribió Lucas estaban compuestas mayoritariamente por
hombres y mujeres oprimidos dentro de la poderosa estructura del imperio romano:
esclavos, habitantes de ciudades en las que existían enormes diferencias
sociales, gente explotada por duras condiciones de vida. Mateo escribió a
comunidades judías que tenían aún la tentación del fariseísmo: considerar
buenos sólo a los decentes, a los que cumplen las leyes.
Los “pobres
de espíritu” de Mateo son el equivalente de los inmorales, los pecadores, los
de mala fama. A pesar de esta diferencia de matiz, ambos evangelistas quisieron
dejar bien claro el sentido profético de las palabras de Jesús: Dios regala su
Reino a los pobres del mundo. El mensaje de Jesús en las bienaventuranzas
resultó revolucionario en la historia de las religiones. Además de expresar que
la norma moral como criterio de la benevolencia de Dios no contaba para nada,
anunció de qué lado estaba Dios en el conflicto histórico: del lado de los de
abajo.
6. ¿Qué significado tiene la pobreza en la Biblia?
6. ¿Qué significado tiene la pobreza en la Biblia?
En la Biblia, la pobreza, como situación de opresión, es un escándalo que va
contra la vida y por tanto, contra la voluntad de Dios. Esa pobreza debe ser
rechazada, combatida, eliminada. No es una fatalidad, es la consecuencia del
abuso de unos seres humanos sobre otros. Las antiguas leyes mosaicas no se
contentaron con la denuncia de la pobreza injusta. Eran leyes sociales que trataban
precisamente de evitar la pobreza y de defender al pobre. Todo intento de
combatir la pobreza, de suprimirla es, en la teología bíblica y en el mensaje
de Jesús, un paso que hace avanzar el Reino de Dios, aunque los que así actúen
no crean ni en Dios ni en Jesús.
7. ¿Cuál es el
verdadero significado de la proclamación de las Bienaventuranzas?
Al proclamar las bienaventuranzas, Jesús no dijo: “Dichosos ustedes, los pobres”, sino: “Dichosos nosotros, los pobres”. “Nosotros los que lloramos, nosotros los que tenemos hambre”. Jesús fue pobre, tan pobre como sus vecinos de Cafarnaum a los que anunció las bienaventuranzas. Jesús no fue una especie de maestro religioso que se “hizo pobre”, que se disfrazó de pobre, para que los pobres lo entendieran mejor, como un signo de la condescendencia divina con los miserables. Esta idea falsea la esencia misma del mensaje cristiano, que afirma que Dios quiso revelarse de forma definitiva en un campesino pobre de Nazaret y que sigue revelándose en la vida y en las luchas de los pobres.
8. ¿Cuál era la cultura del Mediterráneo?
La cultura
mediterránea, la zona en la que está enclavada Palestina, es una cultura del
trigo. El trigo era el cultivo principal en los campos de Palestina y constituía
el grueso de las importaciones de víveres del campo a las ciudades. El que se
cosechaba en Galilea era considerado de primera calidad. Las épocas de hambre
se caracterizaban por la escasez de trigo.
En los campos
de los alrededores del lago de Galilea, también en Cafarnaum, había extensos
sembrados de trigo, muchos de los cuales pertenecían a unos pocos
terratenientes. Los latifundios eran frecuentes en el norte de Israel y una de
las reivindicaciones de los zelotes era una reforma agraria que distribuyera
justamente la tierra. Esto les ganaba simpatías entre los campesinos y los
pequeños propietarios, mientras que los grandes terratenientes colaboraban con
el poder romano, que les garantizaba la tenencia ilimitada de propiedades.
Cuando las
primeras tribus de pastores llegaron a la tierra de Israel comenzaron a
distribuirse los terrenos por familias, según las iban ocupando. La propiedad
de la tierra era herencia familiar y desde un punto de vista religioso se
consideraba que Dios era el único dueño de toda la tierra (Levítico 25, 23) y
que superar los límites del patrimonio familiar era contrario a la voluntad de
Dios.
Sin embargo,
en tiempos de Jesús y también antes, ya existían terratenientes, dueños de
grandes extensiones de terreno, que en algunas ocasiones adquirían por el
simple recurso de correr fraudulentamente los postes de las fincas (Job 24, 2).
Los profetas condenaron repetidamente la economía latifundista (Isaías 5, 8;
Oseas 5, 10). El dominio imperial de Roma acentuó aún más el injusto
acaparamiento de tierras.
Desde un
punto de vista económico, la consecuencia más visible de la ocupación romana
fue el proceso de extensión de la propiedad latifundista a costa de la
propiedad comunal, que terminó por venirse abajo, empobreciendo aceleradamente
a los campesinos, que de pequeños propietarios pasaron a ser mano de obra
barata, trabajadores jornaleros al servicio de los grandes propietarios.
9. ¿Se podría decir
que Jesús justifico el robo del trigo?
Jesús
justificó el robo de trigo en día de sábado en tierras de un gran propietario
recordando el derecho fundamental de toda persona a vivir y a no morir de
hambre, según las antiguas leyes de Moisés. Además, evocó el episodio del rey
David en el santuario de Nob (1 Samuel 21, 1-7), donde, al sentir hambre, tomó
para comer los panes de la proposición, panes sagrados dedicados al culto.
Por otra
parte al aparecer en el cielo las primeras estrellas de la noche del viernes,
se iniciaba en todo Israel el Sabbath, el solemne descanso del sábado, y se
interrumpían todos los trabajos y estaba prohibido cualquier esfuerzo. Después
de la cena no se volvía a comer hasta terminado el culto del sábado en la
sinagoga. La ley del sábado era el quicio de todo el sistema legal vigente en
Israel en tiempos de Jesús. Violar esa ley voluntariamente y después de una
primera advertencia, era razón suficiente para ser condenado a muerte.
10. ¿Qué relación tuvo Jesús con María Magdalena?
De los evangelios se desprende que María Magdalena sentía un
gran amor por Jesús. Había sido librada por él de siete demonios, le seguía
como discípula, le asistía con sus bienes (Lc 8,2-3) y estuvo con María, la
Madre de Jesús, y las otras mujeres cuando Jesús fue crucificado (Mc 15,40-41 y
par.). Fue, según los evangelios, la primera a la que se le apareció Jesús
después de la resurrección, tras buscarlo con lágrimas (Jn 20,11-18). De ahí la
veneración que ha tenido en la Iglesia como testigo del resucitado. (Ver la
pregunta ¿Quién era María Magdalena?). De estos pasajes no se puede
deducir ni que fue una pecadora, ni mucho menos que fue la mujer de Jesús.
Los
que sostienen esto último acuden al testimonio de algunos evangelios apócrifos.
Todos ellos, quizá con la
excepción de un núcleo del Evangelio de Tomás, son posteriores a los evangelios canónicos y no tienen carácter
histórico, sino que son un instrumento para trasmitir enseñanzas gnósticas.
Según
estas obras, que aunque lleven el nombre de evangelios no son propiamente tales
sino escritos con revelaciones secretas de Jesús a sus discípulos después de la
resurrección, Mariam (o Mariamne o Mariham; no aparece el nombre de Magdalena
salvo en unos pocos libros) es la que entiende mejor esas revelaciones. Por eso
es la preferida de Jesús y la que recibe una revelación especial. La oposición
que en algunos de estos textos (Evangelio de Tomás, Diálogos del Salvador, Pistis
Sophía, Evangelio de María) muestran los apóstoles hacia ella por ser mujer
refleja la consideración negativa que algunos gnósticos tenían de lo femenino y
la condición de María como discípula importante.
Sin
embargo, algunos quieren ver en esta oposición un reflejo de la postura de la
Iglesia oficial de entonces, que estaría en contra del liderazgo espiritual de
la mujer que proponían estos grupos. Nada de esto es demostrable. Esa oposición
más bien puede entenderse como un conflicto de doctrinas: las de Pedro y otros
apóstoles frente a las que estos grupos gnósticos exponían en nombre de Mariam.
En cualquier caso, el hecho de que se recurra a María es una forma de
justificar sus planteamientos gnósticos.
En
otros evangelios apócrifos, especialmente en el Evangelio de Felipe, Mariam (esta vez citada también con el nombre de
origen, Magdalena) es modelo de gnóstico, precisamente por su feminidad. Ella
es símbolo espiritual de seguimiento de Cristo y de unión perfecta con él.
En
este contexto se habla de un beso de Jesús con María (si es que el texto hay
que entenderlo realmente así), simbolizando esa unión, ya que mediante ese beso,
una especie de sacramento superior al bautismo y la eucaristía, el gnóstico se
engendraba a sí mismo como gnóstico.
El
tono de estos escritos está absolutamente alejado de implicaciones sexuales.
Por eso, ningún estudioso serio entiende estos textos como un testimonio
histórico de una relación sexual entre Jesús y María Magdalena.
Es muy triste que esta acusación, que no tiene ningún
fundamento histórico, ya que ni siquiera los cristianos de la época se vieron
obligados a polemizar para defenderse de ella, resurja cada cierto tiempo como
una gran novedad.
Fuente Pbro, Juan Chapa.
NOS VOLVEMOS A VER
EL PRÓXIMO LUNES 4 DE MARZO